Terrer - Zaragoza

¡Qué sorpresa tan agradable me llevé el día de Todos los Santos en el cementerio de Terrer. Parece increible que puedas tener algo agradable en ese lugar, pero así fue. Me encontré con una amiga de la infancia-Juventud, a la que no veía hacía unos 30 años, nada, parece que fue ayer, y nos dimos un fuerte abrazo. La verdad es que no esperaba verla. De los 60 que eramos de la pandilla, nos fuimos desperdigando por todos los sitios de España, y la verdad es que hay gente que ni siquiera sé por dónde paran. Y a los que seguramente no volveré a ver.
Esta amiga, desde muy pequeña, cantaba como los ángeles. Con 6-7 añitos, y desde el altar, cantaba sin que le temblara la voz, dejando a todo el mundo anonadado, por lo menos eso me parecía a mí.
Cuando fuimos adolescentes, nos reuníamos en la torca o en los guateques a cantar y tocar la guitarra. Había dos canciones que me gustaba cómo las cantaba, una era un poema de Pablo Neruda, y que interpretaba Paco Ibáñez (Me gustas cuando callas), y la otra no sé quién es el autor (La veleta), pero que a los chicos nos hacía mucha gracia, porque las chicas eran la veleta y nosotros el aire.
Bueno no me quiero extender más, pero quiero que, donde estés, sigas deleitando a la gente con tus bellos cantos.
Un fuerte abrazo para ti y para toda la pandilla.


ME gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

LA VELETA
Me llamaste veleta por lo variable.
Si yo soy la veleta tú eres el aire
y la veleta, y la veleta, si el aire no la mueve
siempre está quieta.
Y la veleta, y la veleta, si el aire no la mueve
siempre está quieta.
Me confesé con un padre;
qué bueno era, me echó de penitencia
que le quisiera, y yo le quise, y yo le quise
porque la penitencia debe cumplirse
y yo le quiero, y yo le quiero, porque la
penitencia cumplirla debo.
De sepulcro en sepulcro voy preguntando
si han visto algún hombre morir amando
dónde está uno, dónde está uno
mujeres a millares, hombres ninguno
dónde está uno, dónde está otro,
mujeres a millares, hombres muy pocos.

Borrado por su Autor.

La canción a que hace referencia Gurrión es de Chigre. La conozco y es preciosa. Saludos.