Sigüés - Zaragoza

Tiempo de ánimas.
Visto la afluencia de personas que este año han visitado y depositado flores en el cementerio,he rememorado cómo se vivían estos días en otras épocas no tan lejanas.
Partiendo de la moda de hallowen, en Sigües, en edades más antiguas, existía la costumbre de vaciar una calabaza no muy grande,(tamaño de una cabeza más o menos) le aplicaban una tea encendida en el interior y la colocaban en el extremo de un palo largo, cubriéndolo con ropajes blancos. Luego iban por las casas, llamando a las puertas; pero la gente en lugar de bajar a la parte inferior de la casa se asomaban a la ventana y ¡zas! allí se encontraban cara a cara con el esperpento, causándoles un gran susto.
Acercándonos más en el tiempo, en cuanto comenzaba el mes de noviembre, todos los días al oscurecer comenzaba el repique de las campanas a muerto.
El día de todos los Santos se rezaba un rosario en el cementerio y luego, las familias que lo deseaban le pedían al cura, previo pago de una cantidad estipulada, un responso en la o las tumbas de sus difuntos. También las familias que en ese año hubiesen tenido algún fallecido, las demás familias del pueblo les aportaban una determinada cantidad de dinero para que pudiesen pagar responsos o misas por sus seres queridos muertos.
Después del rezo del rosario y los correspodientes responsos en el cementerio, se acudía a la iglesia al rezo de otro rosario.
Este mes resultaba tenebroso y los niños del pueblo deseábamos que se terminase cuanto antes.
Ahora pasada la barahunda, los muertos quedan olvidados y las flores marchitas, desangeladas, solas sonel fiel reflejo de la decadencia del pueblo.

yo nací en Tiermas y viví alli hasta la llegada del pantano, y reconozco la historia que cuentas, pues en mi pueblo ocurría lo mismo, mi hermano se ensañaba conmigo poniéndome en todos los rincones de la casa calabazas vacias con ojos nariz y boca y una vela dentro, o sea que ahora no nos vengan con la moda americana de halloween, que ya estaba inventada.
Pili

Me ha gustado este recuerdo.añado que el 1 0 2 de noviembre, una vecina, casi siempre tía Maximina de. regalado, repartía en la iglesia un perra gorda a todos los asistentes, que se depositaba en la bandeja o la cajeta.