San Mateo de Gállego - Zaragoza

Siempre he pensado que la Iglesia tenía un cierto gusto por lo tenebroso, lo lúgubre, lo tétrico y lo siniestro. Lo veremos un año más en las multitudinarias procesiones de Semana Santa. Siempre me ha llamado la atención con qué regocijo salen a la calle esos feligreses encapuchados, desangrándose los nudillos golpeando como posesos un bombo (¿no podría ser un violín ó una flauta travesera?) y que a veces parecen entrar en trance, portando al hombro pesadísimas figuras sangrantes, con los ojos desencajados por las torturas y el padecimiento físico. Esa forma enfermiza de recrearse en el dolor me parece, además de muy desagradable, un fenómeno digno de estudio. ¿Por qué tanto empeño en revivir una y otra vez el mismo episodio, regodeándose en el realismo macabro de las escenas? Seguro que en un tratado de psiquiatría encontraríamos el nombre que define esa patología del gusto por el sufrimiento. En cualquier caso hiere el sentimiento religioso de los no creyentes, y resulta casi obsceno para aquellos a los que la tradición nos la trae floja, y asistimos atónitos, cada año, al espectáculo dantesco de la Semana Santa. Como dice un buen amigo mío: Claro,… qué vas a esperar de una organización que roza la necrofilia, y cuyo símbolo ostentoso es un cadáver colgado de un palo.
Luego, muchos de éstos se escandalizarán, y tratarán de irracionales los ritos “extremos” de otras religiones.
La misma razón que ellos tienen para no creer en otros dioses, tengo yo para no creer en su dios.

Salud y ni un paso atrás.

Precisamente lo que citas es una de las muchas cosas que separan profundamente a la iglesia católica del resto de iglesias cristianas. En el mundo cristiano practicante, nadie mas que los católicos (y no todos) tiene este tipo de celebraciones y ritos que flaco favor hacen a los principios del evangélio que son realmente importantes para el progreso y la edificación del individuo. Pero debes tener en cuenta que, precisamente, esta forma de practicar la religión que vamos a ver estos días, mueve también unos intereses económicos y sociales que van mas allá de la simple creencia.

Es curioso, por ejemplo, el ver que incluso los practicantes católicos de los países anglosajones contemplan con rechazo semejantes prácticas que se acercan mas al folclorismo que a un sincero compromiso con las creencias reales del cristianismo.

Pero quiero dejar una cosa clara en lo que a mi opinión se refiere: Como miembro practicante de una iglesia cristiana no católica quiero dejar patente que he conocido a personas católicas que me parecen absolutamente respetables y buenas, sea cual sea el comportamiento general de su jerarquía. Eso me lo enseño alguien que me dió una verdadera lección de lo que significa convivencia y tolerancia.

Felices días a todos.