El consistorio renueva un crédito que no pudo pagar El Ayuntamiento de La Muela celebrará mañana viernes el primer pleno ordinario desde la salida de Mariví Pinilla de la cárcel. Entre los puntos del orden del día, la renovación de un crédito de dos millones de euros con Caja Laboral, que se ha prorrogado ante la imposibilidad de pagarlo. Además, entre los asuntos a tratar figura la asignación de un sueldo por dedicación exclusiva para la teniente de alcalde, Ana Cristina Mateo, al que hace unos meses renunció. Según indicó entonces lo hacía para no dañar más las ya de por sí maltrechas arcas municipales. La sesión servirá también para que Miriam Fajardo, anterior teniente de alcalde, presente su renuncia como concejala. El PP presentará una moción solicitando la dimisión del equipo de gobierno. Allí donde hay un ayuntamiento español hay una varita mágica que recalifica suelo. Bueno: una varita, un virus alienígena, una tentación llegada del Averno, un ente capaz de penetrar en los cerebros humanos, un factor de locura, un activador de las glándulas relacionadas con la codicia... no sé. Lo que sí sé es que cada pocos días alguna de las policías que cuidan el orden público en las Españas entran en cualquier casa consistorial, detienen al señor (o señora) regidor, recogen papeles, intervienen archivos electrónicos y las noticias empiezan a tirar otra vez del adjetivo habitual: presunto (o su sinónimo legal: supuesto). Es la recalificación, el solar, las adjudicaciones (de contratas, de puestos de trabajos, de sinecuras, de informes técnicos inventados, de lo que sea); es la compraventa, el choriceo, las sociedades municipales, las asesorías; es la condición humana, el nuevorriquismo, la sensación de impunidad. En Valencia llueven regalos del cielo, en los alrededores de Madrid reparten licencias de construcción a quienes se saben la contraseña, en el litoral Mediterráneo cada presunto solar y cada supuesta urbanización son manifiestamente sospechosos. Y ahora se nos revienta Cataluña por las costuras del tres por ciento que puso de moda CiU y que parece haber tenido notable éxito en el PSC. En Aragón, por una vez, estamos en el mapa con nuestra ínclita Mariví Pinilla, a la que deberían darle una de esas medallas que reparten en fechas señaladas, porque gracias a ella podemos los de la Tierra Noble participar en cualquier conversación referida a la actualidad política española metiendo baza y sin desmerecer de nadie. La Muela nos sitúa. Si no, de qué. Lo del alcalde de Escucha (condenado en dos ocasiones) fue cosa de poco más o menos. Otros han salido absueltos o ni siquiera han ido a juicio (el de Sigüés se escurre como una anguila). A la ex-alcaldesa de Tarazona (y actual diputada socialista), la han dejado libre de polvo y paja (dicho sea sin segunda intención) porque firmó lo que no debía pero, al ser persona distraída y poco puesta en burocracias, se ha considerado que lo suyo fue simpleza y no mangancia. Sólo la Pinilla nos da vidilla.
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