Muelas de los Caballeros - Zamora

HACERSE EL SUECO

Hace dos o tres meses nos enteramos por los medios de información que en una playa del condado de Kent, Inglaterra, apareció un joven demacrado con signos de fatiga, totalmente empapado que no respondía, ni articulaba palabra alguna, se limitó a dibujar un piano y una bandera, creo que de Dinamarca. A partir de ese momento, se desencadenó un espectacular montaje mediático con aires románticos y la noticia dio la vuelta al mundo . Se especuló con que se trataba de un genio musical, con partituras ocultas en un secretísimo lugar dignas de Mozart. Las jóvenes adolescentes soñaban con dejarse acariciar por sus delicados dedos en nocturnos eternos; los países vecinos deseaban que el aparecido fuese uno de sus ciudadanos, un conjunto de un país del Este aseguró que era un miembro del grupo. Al parecer ha estado hospitalizado en algún centro especial todo este tiempo, hasta que el pollo se ha confesado gay, habla perfectamente y, lo más curioso: es un mal músico.

La verdad, es que tiene guasa. El enorme esfuerzo que hace el Septeto Habanero para darse a conocer en alguna ciudad española (he intentado ayudarles sin éxito). Los moteles que tienen que visitar algunas nenas para sacar la cabeza a flote, a parte de los liftings y otras lindezas, a veces para nada o casi nada.

Pienso si este tío se ha hecho el tonto y les ha tomado el pelo a todo el mundo con un derroche de ingenio, o se ha creado paraeta y piensa forrarse.

He conocido baste gente en facetas variadas, que se han hecho el tonto y han sido los más listos. Planifican sin publicidad, pasan desapercibidos, no generan envidias y van actuando, a veces disfrazados de corderos. A la postre, han terminado mordiendo.
¿Qué opináis de hacerse el sueco? ¿son unos viles cobardes, aprovechados?

Fuera de contexto, pura anécdota y no propongo entrar en política.

Lo que voy a aclarar no es un chiste, ni tiene gracia. Termino de ver una fotografía de Bush sobre el portaviones donde declaró que había ganado la guerra a Irak. Dijo muchas payasadas, y varios OKeis. Pues bien, el término OK se acuño en la II guerra mundial, cuando los marines tomaban una posición sin bajas por su parte y gritaban: ¡Mi teniente (o lo que fuese), posición tomada y 0 Kill! (cero muertos) La afición de abreviar la convirtió en OK.

El hombre del piano. Recuerdo las tonterías que se dijeron de ese sujeto: que si era un genio, que si era mudo, que si sólo hablaba a través de las teclas...¿Y todo para llamar la atención y hacerse propaganda? Pues qué quieres que te diga, Fernando: será un mal músico, pero en marketing no tiene precio. El Sexteto Habanero debería pensar en algo semejante. En un mundo en el que sólo se mete la cabeza si se empuja con fajos de dinero, el que logra meterla sin un duro algo tiene de sabio. Y de artista. Si hubiera muchos así, a los que dominan el cotarro se les iba a acabar el negocio... Otra cosa sería que todos jugaran con limpieza, porque entonces sí que habría igualdad de oportunidades. Por desgracia, eso no es así, tú lo sabes.

Un abrazo

Ya sabéis de la advertencia nietzscheana: temed al cordero, no al lobo, porque éste muestra sus garras y el otro las esconde. Por lo general, es frecuente que los que se hacen el sueco y parecen corderos puedan sacar sus garras en cualquier momento, y las tienen muy afiladas.

Del hombre del piano no me interesa nada. Ni antes ni ahora. La televisión se alimenta de ese tipo de historias. Todo es una farsa, o casi todo. La televisión de los 70 y 80 fue mucho más rica, variada y amena que la del siglo XXI. Me horriza que todo mentiroso o vil rufián pueda lucrarse a costa de los demás: nadie está a salvo.

La parrilla está muy caliente, y todos quieren asar la carne. El problema es cuando unos asan carne ajena. Adoro la prensa y la radio, pero -salvo honrosas excepciones- la televisión me da miedo, pánico... Lo peor: que ésta fija los contenidos de prensa y radio.

¿A dónde vamos? No lo sé. Pero que nadie se haga muy famoso, que el asador está que quema.

Saludos.

Y además lo digo muy dolido: el oficio del periodista se ha pervertido. Nadie sigue al respecto los consejos de Ortega y Gasset, y lo peor es que la trágica situación actual de los medios de comunicación empaña y perjudica a los que pretendemos ser honestos. Se compra -y muy bien. cualquier rumor, aunque sea mentira: pero la máxima es que éste sea impactante, y que dé para alimentar dos meses a los programas de televisión. Mientras tanto, el periodismo musical, la crítica musical, las tertulias, el debate, todo desaparece y perece.

Muy triste todo.