Muelas de los Caballeros - Zamora

Para el que lo haya olvidado, hoy, a la 18,15 horas, en la plaza de toros de Sueca, un pueblo de la Ribera valenciana, en dónde según dice el imperfecto no hay de nada, se lidiará una corrida de Muelas. Las banderillas serán puestas por dos hermosas enfermeras, - (para que ahora Mariano se pueda meter conmigo)-, y el picador será un joven inexperto odontólogo recién terminada su carrera.

Ruego una oración a todos los foreros de Muelas para que el Caballero de la caverna sufra lo más mínimo, y que el finado sea sólo su colmillo. Se admiten donativos para costear los gastos de tal evento, ya que las arcas de Alí-baba están en suspensión de pagos, y aunque la cantidad si lo miras en euros parece poco, en pesetas son 31.633.- que no deja de ser un pastón.

Vaya mi oración y mi cuenta corriente por delante para hacer los abonos, que ya me encarcaré de hacerle una transferencia.

José Miguel- BBVA OOOOOOOOOO1 Valencia

Así es, José Miguel: hoy es mi día. En nueve horitas estaré dormidito en la plaza de toros. Lo que no sé es si me darán anestesia general o local, imagino que general, porque yo no quiero ver nada (o depende, de cómo vagan de guapas mis chiquitas). Es una lástima que uno esté tan bien acompañado en momentos tan trágicos. Preferiría estarlo en otras circunstancias. El mundo está loco.

Saludos,

Agustín

Para que fuera realmente trágico, el suceso debiera ser a las cinco en punto de la tarde. Pero a las seis y cuarto... ¿Qué puede ocurrir a esa hora que sea digno de mención? No habrá sangre, no habrá dolor, no habrá lágrimas. Sólo habrá la insignificante muerte de un nervio por el que no va a haber ni siquiera plañideras.

Agustín, la matadura de un nervio es el final de un dolor. Deberías estar encantado.

Suerte
Mariano

Querido Mariano:

¡Que yo no sufro dolores! Yo acudí a una revisión, y quieren matarme el nervio. Pero servidor está como una rosa, no sé lo que es doler una muela. Jamás. En mi vida.

Gracias por vuestros ánimos.

No mano de santo, manitas de santas son las dulcineas que ayer me quitaron el nervio. Con el hilo musical de Il divo, y mientras todo el rato bromeaban conmigo, las chiquitas me sacaron el nervio en un plis plas: de hecho, me lo mostraron: una bolita redonda, insignificante, verdosa y feísima.

Gracias a José Miguel y Ramón (y Mariano a última hora) que me dieron ánimos, y no fueron gratuitos. De verdad que no me enteré de nada. El lunes tengo ya el empaste, y deseo verlas ya, a las tres musas de las muelas, alrededor de mí acariciando mis dientecillos de marfil.

Abrazos

Agustín