Muelas de los Caballeros - Zamora

Cuando uno piensa en los años anteriores a la emigración y se ve como un niño entre otros niños, yendo a la escuela, correteando por las calles de un pueblo pequeño, jugando al escondite lerite, a la bigarza, al fútbol, a las canicas..., buscando nidos o setas, bañándose en el río... En fin, cuando uno se recuerda tan feliz, le cuesta comprender que, detrás de aquellas cosas elementales, vividas con tanta intensidad, hubiera tanta penuria acumulada. Penuria que, en definitiva, es la que poco a poco fue vaciando los pueblos de algunas zonas de España hasta dejarlos como hoy están: con poca gente o sin ella.
Muchos años después, yo me he entretenido no en echar las cuentas, sino en recuperar la memoria de nuestros mayores y ver como ellos las echaban

LAS CUENTAS.

Contó los palmos de tierra
que en vano araba y araba.
Contó los granos de trigo.
contó el maíz y las habas.

Echó las cuentas de todo
y puso el hambre en la carga.
Pesaba más el invierno
con esa noche tan larga.

Mariano Estrada
Del libro “Tierra Conmovida”

¡¡¡¡Qué precioso, entrañable y emotivo e-mail, Mariano!!!!me he emocionado y todo!!!
Recuerdo mi infancia, tan feliz, en mi pueblo, y probablemente había toda esa penuria!!!, pero que no la recuerdo, porque viví muy feliz, podías entrar a cualquier casa de tus vecinos, porque las puertas siempre estaban abiertas,incluso por la noche!!! y jugaba con mis amigas, a las cuatro esquinitas, a la caldereta, al escondite....
Me ha encantado Las Cuentas, es preciosooo, y me ha impresionado mucho la segunda estrofa, es tremenda!!!!!!
Natalia

Es curioso observar cómo en lugares geográficamente tan distantes hay vivencias tan parecidas. Lo de las puertas abiertas de las casas es proverbial. E incomprensible, visto desde ahora.
Es una lástima que haya tantos pueblos abocados a la desaparición. De hecho, muchos de ellos ya están abandonados. Gracias por tus elogios, Natalia. Un abrazo.