Muelas de los Caballeros - Zamora

Sainete en el que Palop acude a Porcelanosa para salvar una deuda pendiente

Agustín Zaragozá

Ayer finiquité las oposiciones después de unos meses de preparación concienzuda. Me siento feliz, hice todo lo que pude y el resultado final, aún sin saber si tendré o no plaza, me produjo gran satisfacción. Después de una dura prueba final –encerrona ante cinco miembros del tribunal- me fui a comer a un restaurante Argentino, de los que tienen menú a once euros, porque uno no puede ni debe ir derrochando sin saber –todavía- si le toca o no la lotería.

Decido visitar a mi amigo José Miguel Palop tras la comida, a pesar de los grandes riesgos que tiene visitarlo en su morada. Me lo temía: pisado suelo palopil, el enguerino me invitó a sentarme en el sofá para que disfrutara de actuaciones del Dúo Dinámico. Es un apasionado y yo siempre respeto todas las pasiones, aunque soy más comedido y creo que, todavía hoy, ninguna película ha conseguido que me siente tantas horas frente a la pantalla. Fueron dos horas largas muy gratas pero muy sufridas, porque, tanta televisión sin unos panchitos que medien entre el sofá y la pantalla, hacen que uno se desespere. Suerte que su mujer Fany, que como fémina entiende de buenos cuidados, me ofreció un café, agua o lo que quisiera recién llegada al salón.

Pero mira por dónde que a Palop se le ocurrió invitarme a ir a Porcelanosa, en donde se le debe una reforma pagada –y bien requetepagada- desde el mes de mayo. Por el caminó todo hacía presagiar un gran drama en tan prestigiosa empresa: el enguerino me decía que al llegar allí iba a morder a la yugular a todo el que se le pusiera por delante, sin miramientos ni compasiones. No es para menos porque, ya en julio, todavía no le terminaron una reforma que el mismísimo Pepe Gotera hubiera terminado en doce horas. Y encima el reformón se pagó en mayo; digo reformón porque cuesta más que ese crucero del que recientemente disfrutó mi amigo.

Pues bien, entra el Palop en Porcelanosa y más que un perro ladrador parecía la Preysler de Enguera. Todas las chicas lo saludaban con cariño, incluso lo llamaban José, nombre abreviado del amigo que, salvo su esposa, casi nadie se atreve a usarlo. No dudó en mostrar su malestar, pero sin ladrar, sino haciendo gala de buenos argumentos bañados de una buena educación y respeto. Pidió, eso sí, que fuera el encargado, el responsable, después de decirle a una guapa chica, con todos sus respetos, que prefería hablar con el ladrillo de Porcelanosa y no con la encargada florero de recibir puros a doquier.

Pensaba que, cuando llegara el chulapo de Porcelanosa, correría la sangre por todo el edificio. Pero mientras esperábamos a nuestra presa, a Palop no se le ocurre otra cosa que contar su crucero internacional, celebrado el pasado mes de mayo. Claro, es entonces cuando empieza el sainete. Podéis imaginaros a Palop contando chistes, anécdotas del crucero y sus visiones de la vida, con tal ironía y comicidad, que yo no pude evitar llorar de la risa. La encargadita de turno, muy amable, también reía sin parar, pero más moderada, porque con tanta risa podría costarle el puesto. Más que un drama esperado y anunciado, aquello fue una comedia española de los ochenta. Risas y carcajadas a tropel.

O sea, que de un drama todo devino en sainete. Ni la Preysler conseguía despertar tanto revuelo en Porcelanosa. Y, por si fuera poco, Palop, que de vergüenza no conoce ni un ápice le suelta a la encargada: “si la reforma ni se nota, yo lo veo todo igual”. La mujer se quedó petrificada: “es imposible, Jose, no puede ser igual, ¿no lo ves más bonito?”: “pues no, yo lo veo como antes”. Y lo decía no solo serio sino también convencido y seguro de sí mismo. Yo no podía evitar las carcajadas pues nunca en mi vida había visto un sainete igual.

Al final llegó el encargado (muy fácil de localizar por la corbata y la abundante gomina). Le prometieron que hoy acabaría la reforma y el amigo Palop, tan condescendiente y afable, decidió perdonar la yugular de los encargados de Porcelanosa. Prometió regresar si no cumplían su promesa. Ahora bien, si su nueva visita se devendrá en un sainete o un dramón de pata negra, es uno de los misterios que sólo los dioses pueden conocer. Así fue una tarde con Paloporcelanosa, el enemigo de la Preysler.

Agustín hace gala a todo lo que se propone, y ayer, cuando estábamos en Porcelanosa, dijo: esto lo saco yo mañana en el Foro, y lo ha sacado.

Cierto es casi todo lo que dice, ya que el maneja muy bien este arte de la escritura, y algo, si que lo exagera y lo cuenta a su libre albedrío. Sin embargo,- creo yo -, que se ha olvidado de incluir algo que conté sobre un momento dado en el barco, fue cuando nos estaban dando una clase de socorrismo si es que ocurría un posible naufragio. Estaba junto a cinco catalanes y, no se me ocurrió otra cosa, que contar un chiste a la dependienta, y Agustín, se partía a carcajada limpia.

Pero hoy no voy a seguir el sainete a mi amigo Agustín, podría hacerlo porque me he pasado toda la mañana en Cullera con el tema de Porcelanosa, y de verdad, hay materia para seguirlo.

Pero como he dicho, no voy a hacer mi papel, esta mañana me han dado una mala noticia, la hermana de una amiga, de tan solo treinta y pocos años, que había ingresado en el hospital hace tres días para tener un bebé, ayer, y mientras le practicaban la cesárea, falleció, y según parece ser, por una negligencia de los médicos. Se ha marchado una joven que ingresó con la ilusión de que en un par de días saldría con su hijo en brazos, y no ha sido así.

Y tan solo hace un par de horas, me han dado otra, que ha fallecido un compañero de trabajo de toda la vida, el cual me contaba de vez en cuando algunas cosas sobre uno de los componentes del Dúo, porque fue compañero en la academia Guíu en Barcelona de uno, como he dicho. El amigo Agustín me ha dicho que le regalé dos horas de actuaciones gratas pero sufridas, ya ves, Mariano, contradictorio.

Pues bien, hoy el sainete ha dado una de cal y otra de arena, siento que haya ocurrido así, pero a veces, también hay que decir estas cosas, para que nos demos cuenta sobre lo que dije ayer en un artículo de Mariano, aquí estamos de paso.

Un abrazo.

Siento lo de ésa mujer y lo de tu amigo. A veces los médicos se equivocan, no son dioses, otras sin embargo salvan vidas, y pueden llegar a ser verdaderos amigos.Lo siento de verdad. Besests.

Gracias, amiga de Zaragoza, ¿me equivoco, o no? Has dejado una piedrecita que te delata, pero eso no importa, ¡que más da!

Vuelvo a intervenir para añadir que estoy de acuerdo contigo, los médicos se equivocan como cualquier otro humano, eso está claro, y muchas otras veces, salvan muchas vidas. Yo soy un gran defensor de los médicos, entre otras cosas, porque tengo uno en la familia y conozco su profesionalidad y la de muchos otros, pero como cualquier otro trabajador, si tiene alguna negligencia, que la pague como corresponda. No olvides que por estas tierras hay un caso reciente, que según los jueces, es de sentencia dura.

Yo solo puedo estar agradecido a los miembros de esa profesión, sobre todo a uno, al Dr. Fleming, pues gracias a la penicilina, yo todavía estoy aquí, igual que muchas otras personas, pero lo cortés no quita lo valiente.

Un abrazo

No, no te equivocas, me delato sola. Yo no diré mucho más de los médicos, sólo que también le agradezco a uno de ellos el apoyo, comprensión y amistad que me brindó en un momento muy delicado, en el que no tenía mucho o ningún apoyo. Y sí el que cometa negligencia por supuesto que lo pague, en éso también estoy contigo. Y bueno ya que me delaté pués te los vuelvo a poner. Besest.

Por desgracia, la vida es agridulce. Se pasa de un sainete a un drama de verdad en cuestión de dos mensajes. Lamento mucho lo ocurrido, y sólo cabe esperar, en momentos así, tan tristes como los que vive José Miguel, que todo vuelva a su cauce. Y, sobre todo, que los familiares de los dos desaparecidos sepan sobrellevar su marcha lo mejor posible. La muerte siempre es terrible, mas cuando se trata de alguien joven, como es el caso de la joven amiga de José Miguel. Lo siento mucho, Palop. Seguimos en contacto, abrazos.

Agustín

SALUDOS AL FORO DE MADRID