La mitad de la vida La mitad de la vida Son tantos los elogios que, a raíz del magnífico pps de Mar, he recibido de este poema, que no tengo más remedio que responder a semejante aclamación popular ¿Cómo? De todas las maneras posibles. Por ejemplo: erigiéndole una estatua en el parque de las aleluyas, más allá del Parnaso. Mandándolo a Roma para que lo bendiga Su Santidad con un hisopo ecuménico. Haciéndolo llegar a la Moncloa para que lo lean los 600 consejeros del Presidente, a ver si lo libran un rato de Gamoneda. Indicándole el camino hacia la Casa Blanca ¿Para que lo lea Obama? No, no, puesto que habría que traducirlo al inglés, y pierde mucho en libras. Me refiero al Real Madrid, que tiene una blancura reciente y es profundamente Cristiano. Lo mandaré también a la ONU para que lo cuelguen en la bóveda de Barceló, a ver si la protege de los aparatosos desprendimientos. Y a la India, para que el Cartero del Rey lo ponga ante los ojos Mahatma Gandhi. No sé, tal vez lo envíe incluso a la Revista Play Boy para que, dados los encantos del poema, lo saquen de conejita en la portada ¿Que ya no editan el Play Boy? ¿Ah, no? ¿Y qué otra cosa es el New York Times? En fin, que a mí me ha sorprendido mucho esta reacción espontánea de los que, de una forma o de otra, soportan mis arreones en el angosto sendero de la lírica ¿Que por qué me ha sorprendido? Tal vez porque el poema tiene muchos años y la poesía que escribo ahora es un poco diferente. Pero, vamos, la sorpresa ha sido agradable. Ya sabéis lo que opino al respecto: una vez que sale a la luz, el poema ya es de los lectores. Al autor le cabe la esperanza del aplauso, porque el aplauso es el mayor premio que puede tener un poema. Y “La mitad de la vida” está siendo aplaudido, lo cual es realmente un privilegio, por el que quiero daros las gracias. Y no me extiendo más, la acequia está seca y es agosto. Un abrazo La mitad de la vida La mitad de mis apegos son costumbres, la mitad de mis quehaceres son rutinas; la mitad de mis amigos son extraños y quizás mi soledad es medio mía. La mitad de lo que digo, vanagloria; la mitad de lo que callo, cobardía; la mitad de lo que sufro, masoquismo; de lo que amo, la mitad egolatría. Por mitad mis ilusiones, intereses. Por mitad mis pensamientos, fantasías. Por mitad mi libertad una mazmorra. Mi verdad es media parte una mentira. La mitad de mis miradas son pestañas, dentadura la mitad de mis sonrisas. La mitad de mis pisadas, pisotones, y el total de mis mitades, media vida. Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios Blog https://aisajes.blogcindario.com Poemas recreados: https://roups.google.com/group/paisajes-literarios
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