Muelas de los Caballeros - Zamora

Amor un poco, soledad el resto.

De un modo o de otro, el amor es una constante en nuestra vida. Lo que no deja de ser una tremenda paradoja, ya que se trata de una constante muy variable y esto es una pura contradicción en los términos. ¿La explicación? No sé, lo único que se me ocurre decir es que el sentimiento amoroso no cabe en una explicación matemática del tipo: dos por dos, cuatro. ¿Por qué? Porque ella debería estar aquí, pero no viene. Y yo me quedo a dos velas, compuesto y sin lograr que funcione adecuadamente la lógica ¿Por qué no viene? ¡Ah! La eternidad del amor es de una duración relativa, porque no es de tiempo sino de voluntad y de deseo, porque siempre hay un tercero que se interpone en el camino de las flechas de Cupido o una mirada que se atraviesa, provocando el descarrilamiento de los cargamentos de azúcar. Ayer te dije que sí, pero hoy hay otro. ¿Qué quieres? Y percibes el frío en los cristales del corazón, donde se estrellan las alas de los sueños.

Lo que quiero decir es que la soledad está siempre a la vuelta de la esquina, como una charca helada. De hecho, yo creo que la soledad es el estado más probable del hombre, por mucho que nos empeñemos en correr detrás de quien es esencialmente otro, con idea de transmutarlo en uno mismo mediante la operación mágica del amor, que cada día se sustenta más en el principio de la levedad de las cosas, que es más o menos así: “amor mío, me comprometo a quererte hasta que la claridad del alba nos separe”

El soneto que dejo aquí colgado, salvo en los breves momentos de su alumbramiento, ha vivido siempre en la oscuridad de un cajón. O sea veintitantos años. Pertenece a una época escéptica que, sin embargo, paradójicamente, no ha servido nunca para robarme la fe, ya que a mí se me han cargado siempre las pilas con la aparición en el frente de unos ojos bonitos.

A decir verdad, yo siempre he creído que al amor se va por los ojos, ya que “El cielo se hizo de amor y sus puertas hay que abrirlas con la mirada”.

Un abrazo


AMOR UN POCO, SOLEDAD EL RESTO.

Creía que el amor bajo la luna
tenía en el cansancio una ventana,
con un rayo de sol y una mañana
de ingrávidos arrullos en la espuma.

Creía en ese pacto de los besos,
en esa eternidad, en esa nube,
en ese dulce pájaro que sube
al cielo con el soplo de los vientos.

Creía que el amor nos descansaba
de tanta soledad, de tanto tedio.
Mas sólo es un instante, no hay remedio.

Detrás de cada vida enamorada
está la soledad, delante el sueño.
Tan sólo hay un respiro por el medio.

Mariano Estrada
Del libro “Vientos de soledad”

El problema es que los hombres nos empeñamos, como dice el poeta asturiano, Angel González...
"...en amarnos
de dos en dos,
para odiar de mil
en mil...",
y "parecemos que somos felices", con nocturnidad ("hasta que la claridad del alba nos separe").
Deberíamos darle la vuelta al empeño, para ser felices de verdad, y esquivar así la soledad helada.
(hay soledades calientes, deseadas, y verdaderamente ricas).

Un abrazo,
Alfredo

Hola, Alfredo:

El poeta Ángel González dice cosas con un realismo que a veces esteremece. En este caso, sin embargo, es posible que se quede muy corto: es cierto que nos amemos de dos en dos (aunque, eso sí, alteternativamente), pero hay odios que se extienden a media humanidad. Y esto no se compensa con que haya algunos amores que abarcan, o así se dice, a la humanidad entera ¿O sí? Siempre que trascendemos nuestros entornos y hablamos en general, corremos el peligro de equivocarnos de medio a medio.

En todo caso, yo creo que hay que amar siempre que se tenga ocasión. Y en cuanto al odio, sería bueno seguir este pensamiento de Borges: "No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz".

Un abrazo

Mariano, muy realista y buena tu reflexión, igual que el soneto.No sé si se llama terceto, después de los dos primeros cuartetos, pero es el que más me ha gustado, porque es cierto, muchas veces se confía en el amor ante la soledad y el tedio, y sólo dura un instante, volviendo a lo primero.

También me ha gustado el hilo que ha colgado Alfredo, eso de empeñarnos en amarnos de dos en dos y odiarnos de mil en mil es muy agudo.Un saludo, Alfredo, me gusta más que esmelcada o algo así.

Un abrazo.

Querido José Miguel:

Como veo que algunos elementos de los sonetos te ofrecen ciertas dudas, te mando la explicación más cabal que se conoce hasta ahora sobre los mismos, la que burla burlando nos dejó Lope de Vega.


Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce, y está hecho.

Por lo demás, me alegro mucho de que te haya gustado mi reflexión sobre el amor que, como bien habrás observado, no está exenta de cierta ironía.

Un abrazo

Gracias Mariano:

Siempre es bueno tener algún amigo que sepa recordarte , tal vez, el único soneto que tuve, - como mínimo -, que leerlo veinte veces. Si no fuese por lo de endecasilavos, me atrevería a hacer sonetos:

Si no fuera por endecasilavos
me atrevería con un soneto
porque se dice que está formado
por dos cuartetos y dos tercetos

Veréis que el primer cuarteto
me ha salido como los pichones
este tendrá que acabar en ones
ahora que saldrá si soy cateto

Si los versos de los dos cuartetos
han rimado primeros y cuartos
tambien segundos con los terceros

Si me esfuerzo en este terceto
y que rime alguno de sus versos
habré conseguido hacer soneto.

Bueno, MAriano, no sé si lo mío parece que lleva ironía, yo creo que no, aunque parezca lo contrario.¡No sé si me ha salido un churro, pero lo he hecho en un mi-chuto!.

Un abrazo

Ayyy, Mariano, Mariano, pero qué hermosura de soneto!!!!!! también creo que la soledad es el estado más probable del hombre, y qué bien lo has recogido en este soneto, la verdad, lo he leído varias veces, porque dices en él una verdad que apabulla!!!!
Creía, creemos que el amor es eterno, pero...


Detrás de cada vida enamorada
está la soledad, delante el sueño.
Tan sólo hay un respiro por el medio.


Me ha sobrecogido este terceto, detrás de cada vida enamora/ está la soledad, delante el sueño!!!!!!
Sí, la soledad nos acompaña siempre, pero también el SUEÑO!!!!!
Me ha encantado, emocionado, leer un poema tan hermoso, y con una profunda verdad, que es la vida misma!!!!!
Un abrazo
Natalia

Querida Natalia:

Vuelvo a poner el ejemplo de Borges, ya que algunas de sus indicaciones me parecen extraordinariamente acertadas. Una de ellas viene a decir que aunque "nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena". De lo contrario, nadie se entretendría en edificar.

Llevándolo al tema que nos ocupa, tenemos el deber de creer que el amor nos librará de la soledad. Pero ojo, de la soledad que se nos impone, no de la que nosotros buscamos, que suele ser fantástica y profundamente enriquecedora.

Las dos soledades
(fragmento)

Tengo dos soledades,
amada una, otra temida.
De las dos soy la casa
donde ellas viven sin ser amigas.

Tengo dos soledades,
una es de muerte, otra de vida.
Por las dos, solitaria,
corre mi sangre, yo soy la herida.

Mariano Estrada
Del libro "Vientos de soledad"

Un abrazo, Natiuska