Muelas de los Caballeros - Zamora

¿Y éste es un artista? Más bien un miserable y un ruin.

Jordi Benito: «Yo no mato con maldad»

Ha sido denunciado por grabar en un vídeo, que se expuso en el Reina Sofía, el maltrato de un animal


Madrid- La performance que Jordi Benito realizó en una iglesia románica a finales de los años setenta, sigue viva, y muy viva, aunque el toro («¡y no la vaca!», se queja el artista) que la coprotagonizó murió tras un largo rito sangriento. Ayer, Amnistía Animal presentó una denuncia ante la Guardia Civil contra Jordi Benito y el Museo Reina Sofía por «apología de un delito de maltrato animal» que se exhibía en el vídeo. Según las diligencias, la supuesta vaca murió a martillazos, aunque en realidad fue de un disparo en la frontal y con el arma reglamentaria de los mataderos. El ritual denunciado consiste en desollar al animal, sacarle la sangre y cortarle las patas, restos todos ellos con los que se cubrió Benito. La Guardia Civil ha abierto una investigación.
El Reina Sofía emitió un comunicado en el que dice respetar «los contenidos artísticos de todos los creadores ya que una de las finalidades específicas de la institución es la difusión de las distintas tendencias artísticas contemporáneas». Reconoce en la nota que el «límite a la libertad de expresión de cualquier artista» se debe someter a la legislación y en el caso de la obra de Benito no se puede aplicar el artículo 18 del Código Penal, dado que «en ningún momento se desprende del vídeo una incitación directa a la perpretación de un delito, ni se ensalza la comisión de un crimen». Eso sí, el Reina Sofía deja a su suerte a Benito y dice que la «aclaración» de su trabajo le corresponde a él.
Mala exposición. «El Reina Sofía me ha llamado para que pida disculpas, bueno, lo ha hecho a través de la comisaria de la exposición, Rosa Queralt, que es peor. Tengo el apoyo de la Fundación Tàpies, la Miró y el Macba, donde también se mostró el video y no hubo problemas, porque no hablamos de criminales sino de arte», dijo ayer el artista. «Puedo entender las ideas de Amnistía Animal, pero no el comportamiento del Reina Sofía, ... ¡qué se baje de esa manera las bragas!... no es nuevo porque la exposición era muy mala, estaba mal montada y además había por allí comisarios políticos...», continúa. Se sorprende de que una obra con más de 25 años escandalice ahora. «¡Ahora se han dado cuenta!», clamaba ayer desde el Schilling de Barcelona. Recuerda cómo estuvo encerrado, a mediados de los setenta, en la Fundación Miró durante tres días con un toro, «a pelo, y yo peso cincuenta kilos y la calderilla». «Al final, lo maté de un tiro, y no de un martillazo como dicen ahora, con el arma reglamentaria en los mataderos y la gran foto era ese animal arrugando las patas y volando, supendido en el aire». Luego, Benito abrió el animal en canal, le cortó la cabeza y se metió dentro. «Tuve una sensación extraña. Me pasé meses vomitando». Poco después, en la iglesia románica de Santa Eulalia de Ronsana, tras pasar una noche junto a un muerto («sí, un fiambre: esa pieza me trajo problemas cuando la llevé al Pompidou») , maté a tres toros. Yo no mato con maldad, para mí la religión y el arte es lo mismo», concluye. Jordi Benito, nacido en Granollers en 1951, estudió de niño siete años en Sevilla, «pero mentalmente soy germánico: el piano es alemán, y el toro de Sevilla. Yo soy una mezcla».

Ojalá el nuevo Gandhi llegue pronto y yo tenga que repartir mi nada caro equipo de música japonés, mi coche japonés, mi buen equipo fotográfico japonés y el ordenador Dell (MP3 Aple) estadounidenses, para que alguien se ocupe seriamente de los animales. Digo esto por que en la tierra de Gandhi se respetan tanto a los animales que los jainistas barren las calles antes de sus procesiones para no pisar los pequeños insectos como hormigas y gusanos.

Al ser el Sr. Benito catalán, deseo señalar que personalmente he sufrido en varias ocasiones desprecios lingüísticos por parte de catalanes en la comunidad Valenciana, que me han molestado mucho, pero reconozco que en materia de protección a los animales han sido pioneros en establecer unas leyes en beneficio de estos.

Almodóvar está denunciado por hacer sufrir a seis toros para rodar una película, Jordi Benito se introdujo dentro del cadáver de un toro sacrificado por él para hacer arte. ¡Váyase el artista a la mierda! Y los concejales de fiestas también (inútil concejalía), que montan encierros en casi todos los pueblos españoles durante las fiestas patronales. Se trata de actos claramente inmorales, llenos de sadismo, adonde llevan niños para que vayan aprendiendo a disfrutar a costa de un animal que sufre de tortura hasta la muerte.

El señor Boadella me ha parecido un artista original. Hace poco le escuché una declaración defendiendo de una forma poco convincente las corridas de toros, y peor aún, denigrando a los que estaban en contra. Tachado de mi lista de favoritos.

Un cordial saludo.

Lo siento, otro descuido.
Para Agustín de Ferndo Medrano

Querido Fernanto:

No te me pongas radical. Lo digo por dos cuestiones:

a) Los jainistas se pasan de respeto a los animales. Una cosa es respetarles y no martirizarlos por capricho, y otra bien distinta antropomorfizarlos o promover actitudes dogmáticas como la de limpiar la silla antes de sentarse por si hubiera algún insecto. Éstos, por desgracia, molestan y pueden perjudicar (y si se mata un mosquito, cabe dormir sin remordimientos).

b) La concejalía de fiestas es necesaria e imprescindible. Otra cosa es que no nos gusten algunos de los actos que promuevan. Pero la cultura y el espectáculo son necesarios, esencia de la vida, y son los concejales de fiestas los encargados de diseñar la programación cultural de un pueblo. Aprovecho la ocasión para disentir de la distinción cultura/espectáculos. Son lo mismo siempre, salvo que en ocasiones uno apela al espectáculo para referirse a algo que fue dionisíaco en exceso (un concierto de música, por ejemplo).

Saludos,

Agustín