Muelas de los Caballeros - Zamora

Queridos amigos: estas vacaciones que os cuento no son de este año, pero ocurrieron de verdad, no hace mucho, con todos los infortunios que se relatan. Recuerdan vagamente la época en que había que parar de vez en cuando porque el seiscientos se calentaba y empezaba a salir humo del radiador, tal como se ha descrito en el cine.

Suerte en las vuestras
Un abrazo

¿Mis vacaciones?... Imagínense ustedes que vivo en Villajoyosa (Alicante) y que voy a pasar unos días a Muelas de los Caballeros (Carballeda alta, Zamora). Son 800 km., más o menos. A siete kilómetros de Madrid, pinchazo. El gato no caza ratones, llamo a la asistencia, viene la grúa, tengo que entrar en la ciudad, es sábado... Un tanto jodido, pero finalmente contento, llego a Villacastín, donde el sueño se me atraviesa en los ojos: total, una leve parada con un leve café y, después, un enorme silencio en el contacto. ¿Batería? Dios te oiga. *¿Oiga? Soy el mismo de antes * *¿Por la misma cosa?* *No, ahora el coche no arranca*. Grúa, carga, taller... y ya saben: sábado, cierre laboral, parece grave, un taxi. *¿Adónde vamos?* *A Muelas de los Caballeros* *¿Ein?* *Tranquilo, hombre: autovía hasta Mombuey, y ya le indico*.... *Yaleindico* es carretera comarcal de 5º orden, y eran 10 km. de nocturnidad. Desde luego, el taxista era prudente. Suena el móvil. ¿Sí? Vamos a veinte kilómetros por hora, a las tres en Muelas: una, dos y tres. Ya estamos. Eran casi las dos de la mañana. ¿Desesperante? No sé, la vuelta fue peor, si cabe. El taxista era un dechado de velocidad. Yo apretaba los pies contra los bajos. Agosto, 180 por hora, vacaciones... ¿Vacaciones? Tururú, desde un pantalón corto y una risa tonta, puedo decirles que también llevaba corbata. Una corbata cojonera de 260 kilómetros: los que median entre Muelas y Villacastín. Es decir, dos horas.
Menos mal que, ya en el pueblo, el coche de San Fernando funcionó perfectamente y pude andar los montes de Velilla, con sus pedrizas anchas y sus robles centenarios y robustos. Aquí sí, aquí se alió la suerte conmigo, y pude contemplar tranquilamente los saltos elegantes de una pareja de corzos que daban movimiento a las laderas. ¿Puedo decir que en el paisaje -donde incluyo a esa pareja de corzos- quedaron reducidos mis avatares y amortiguados mis sobresaltos? ¿Sí? Pues digo más, digo que ahí se redimieron plenamente mis vacaciones.

Y yo que creía que lo mío del otro día era una aventura. No, de esas no, me refiero a las del radiador echando humo. Venía de Escalada, en algún sitio cercano a las lindes entre Burgos, Palencia y Cantabria. Accdiente en El Berrón, frontera Burgos con Vizcaya, autocaravana, pero no de las de literas, de las de mecagon..., calentón del motor, me salgo de la autocaravana a un pueblo, ¿dónde está el pueblo?, sólo eran caminos y casas desperdigadas en el monte, ni un triste barrio con un bar, nada. Saco una lata de coca-cola de un contenedor de basura, la lleno de agua en el río que pasaba por allí, le doy de beber al radiador, vuelvo a la carretera y llego a casa sobre las once y media, unas dos horas más tarde sobre la hora prevista.

En fin, no tiene comparacíon con tu aventura pero también el recorrido era la cuarta parte. Creo, Mariano, que como guionista del club de la comedia serías impagable.

Saludos
Agustin Sardón

Hola, Agustín, yo creo que el que más y el que menos ha tenido sus aventuras, quiero decir sus avatares, cuando ha salido de vacaciones. Lo que pasa es que cuando los avatares se encadenan y se multiplican, las vacaciones pueden resultar arruinadas. También depende, claro, de lo dispuesto que esté uno a permitir que se las arruinen... El viaje relatado no es el peor que yo he tenido, hubo otro en el que tuve que montar en lo que buenamente iba poniéndoseme a mano, desde un autobús pirata a una furgona con goteras. Y puedo asegurarte que tengo de él un estupendo recuerdo, incluso varios estupendos recuerdos. Gracias por tus piropos. Un abrazo

También he tenido mis aventuras, fue al regreso de la vacaciones. No con coche, porque los canarios siempre tenemos que cruzar el charco.
Volvíamos de Chile, y el avión ya estaba en pleno vuelo, de repente, y sin decirnos ni pío, sólo que nos abrocháramos el cinturón porque tendríamos turbulencias, y....¡¡¡Santo Dios!!!, qué turbulencias ni nada!!!, una tormenta con rayos relámpagos, y todos los elementos desatados!!, el avión trepidaba por todos los lados!!!
Creía que me moría, miraba las caras de los pasajeros y todos estaban lívidos. Como soy práctica, pensé " no quiero verme estrellar sabe Dios en qué lugar", así que me tomé un par de píldoras, para relajarme, y dormí todo el tiempo!!!!
Cuando desperté, los que estaban a mi alrededor decían:" Pero que tranquilidad la suya, todos con un miedo de espanto, y usted roncando"
No quiero volver a pasar esa situación!!!!
Un abrazo
Natalia

"Lo que pasa es que cuando los avatares se encadenan y se multiplican, las vacaciones pueden resultar arruinadas. También depende, claro, de lo dispuesto que esté uno a permitir que se las arruinen... El viaje relatado no es el peor que yo he tenido, hubo otro en el que tuve que montar en lo que buenamente iba poniéndoseme a mano, desde un autobús pirata a una furgona con goteras. Y puedo asegurarte que tengo de él un estupendo recuerdo, incluso varios estupendos recuerdos."

Sí, es lo que el saber popular formuló en el conocido refrán "al mal tiempo buena cara". Más veces de las que quisiéramos las cosas no salen según nuestros planes y pensamos que eso es un gran inconveniente para pasarlo bien, y puede ocurrir que aún saliendo las cosas como las planeamos no nos gusten tanto como pensábamos. Creo que fue John Lennon el que dijo algo así como que la vida es lo que nos pasa mientras nosotros vamos haciendo planes. Pero es cierto, que si bien no podemos evitar siempre los coantratiempos sí podemos tener una actitud positiva, lo que final es determinante para pasarlo bien. Esa capacidad de disfrutar, a pesar de todo, es algo propio de personas sabias y con una gran capacidad de vivir.

Saludos
Agustin