Muelas de los Caballeros - Zamora

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Sobre Muelas y muelas

El Caballero de la Muela parece un personaje del Quijote, más que un filósofo acojonado no por un Estatuto beligerante, sino por dos guapas dentistas le quieren matar. Que le quieren matar el nervio. Yo quiero que dos dentistas guapas me maten a mí el nervio, que lo tengo hoy desconsolado y triste y fibrilarmente nervioso, como un haz de luz en busca de un remanso de paz donde posarse. ¿Puedo presentarme yo, que soy un dolor perenne de muelas de todo tipo, en la consulta de estas dentistas de Sueca, que serán rubias de pelo como corresponde a su tierra escandinava, toda llena de nieve por Navidad?

Señor Caballero de la Muela: ¿su colmillo de usted, ése cuyo nervio va a ser condenado a la silla eléctrica, no goza de propiedades vampirescas para clavarlo en el cuello confiado de las dentistas asesinas de manera que una vez clavado en la yugular sean ellas mismas las que sucumban ante usted y reclamen ser metidas en su sarcófago diurno? Claro que no, su colmillo es de un Ratoncito Pérez acongojado y su marfil rudimentario no vale ni los 190 euros que va a costarle la broma de su emasculación. Si tuviera usted un colmillo de elefante, estaríamos hablando de un tío que un día no lejano, y en este mismo foro, afirmó que tenía huevos.

Querido Agustín: desde mi posición de muela aventajada por su experiencia en varias extracciones y alguna que otra matadura de nervios molares, que son los que molan, tengo que decirte que eres un quejita de tomo y lomo, un pobrecillo doctorando que no sabe relativizar el dolor, que es una forma de hacer filosofía, ni tampoco entender que los dolores dentales son más bien de un orden psicológico y no tanto somático-fisiológico. Por lo tanto, debes contener esos espasmos miedosos que te resbalan hacia la retambufa en forma de plastilina licuefactada, si no quieres que las preciosas dentistas que entrarán a saco en tu boca tengan que hacerlo con una mascarilla de protección.

Según tus propios informes, en este mismo momento estás sentado en el potro de la tortura, que es otro nombre del patíbulo. De modo que, abre la boca hasta desencajarla y deja que las dentistas procedan. A partir de ahora, son vanas tus objeciones y tus intentos de fuga. Al salir tendrás el labio caído y no podrás levantarlo. Es una forma palmaria de comprender la impotencia.

Suerte, vista y al foro. Al de muelas.

Un abrazo

Acerté la hora, pero me equivoqué en el día...Así que la tortura será el próximo martes, que no es trece. Procura que no se derrame la sal.

Un abrazo

Creo que algo de razón si que llevas, no sé si el castigo es divino o de Mariano, ¡eres tan prolífico, que había que hacer algo! Matar un nervio, en el argot médido es desvitalizarlo, es decir, quitar vitalidad, con lo cual, entre eso y los 190 euros, el miércoles estarás como un miura después de una docena de banderillas.

¡Ah! Y no creas que porque el nombre es más fino te harán menos daño,¡no!, prepárate que el nervio hay que encontrarlo, y hasta ese momento se pasa mal, mal, pero mal. Menos mal que todo no es malo, Agustín, dale recuerdos mios a las enfermeras, y que lo disfrutes.

Feliz Año Nuevo, y que la entrada sea mejor, aunque lo pongo en duda. ¿No querrás invitarme el día 5 porque no te quedará un duro y no podrás abrir la boca? ¡Ánimo, que hay cosas peores!

Un abrazo

Queridos amigos:

Mala cosa es la de darme miedo, como intenta José Miguel, porque estoy aterrado. Es cierto que, como dice Mariano, el dolor es necesario, y más psicológico que fisiológico (en Valencia hay un operador que jamás emplea anestesia en sus intervenciones quirúrgicas). Pero yo no le temo al sufrimiento, al pathosdel alma... Me producen pánico las salas de consulta, hospitales, los cacharritos para abrir, cortar, y pegar... De hecho, no le temo al láser porque éste no abre heridas, no produce hemorragias, etc.

Por otro lado, y lo que más me preocupa, es que sospecho que matar el nervio es cosa de las dentistas. A mí no me duele nada: acudí a la visita para repasarme de plancha y pintura. Pensaba que tenía mis dientes perfectos, pero como no es así, y deben empastar el 25, pues aseguran que antes deben matar el nervio. Vaya mal rollo. Además, esto de tene que someterse a una intervención, cuando no te duele nada, es bastante chungo.

Y así estoy yo, como dice Mariano: acojonadito.

Si el miércoles no escribo orad por mi alma.

Saludos,

Agustín

Pensé que tu comentario lo habías colgado el 28, pero no, he visto que ha sido e 30. ¿Estás hablando en serio? ¡Qué intervención ni que narices! Desvitalizar un colmillo es como ir a tomar un chocolate, -que es lo que más me gusta -, a Valor en Villajoyosa.

Por este orden, a lo que le tengo más fobia son: hospitales, aviones y ascensores, y sin embargo, ¡Dios mío, un empaste, el lío que estás armando, Agustín!

Mira, te voy a contar la intervención más graciosa que he tenido. Hace ya casi cuarenta años de esto. Estábamos un primo mío y yo en la terraza del apartamento, cogimos una barra de helado de chocolate, le hicimos una raya en el centro y dijimos: ¡A ver quién llega el primero! Llegué yo, pero al poco rato me dio un cólico nefrítico, que eso sí que es malo, no un empaste. Me llevaron al médico, porque yo no podía ni andar, me miró por Rayos-X , - que era la resonancia magnética de ahora - , y el buen hombre, por no darle otro calificativo que se merece, ¡ese seguro que ya hizo sus estudios con la Logse, porque vamos! Dice: ¡Rápido! coge un taxi y a un hospital en Valencia, que tienes una botifarra, - (la botifarra era la apéndice vermicular)-, que está a punto de reventar. Pues nada, a Valencia y al hospital, una vez allí, me envían a casa porque dicen que no tengo nada. A las tres de la mañana, nuevo dolor, y otra vez al hospital, y yo le dije al cirujano: ¡mire que el médico de Cullera ha dicho que tengo una botifarra! ¡Che! ¡Al quirófano! Y al rato, salgo operado de apendicitis, y al momento, nuevamente, cólico nefrítico, y con los puntos recién puestos corría por la habitación más Gento.

Así que ve tranquilo al dentista, dile que escribes en el Foro de Muelas, y que tenga cuidado porque tú de Muelas sabes mucho: que está en Zamora, cerca de Justel y Donado, que su río es el Fortirín y cerca están los montes de la Carballada, y ya no te mata nada.

Un abrazo

Agustín,

Lo has puesto tan trágico, que vamos a sufrir por ti el primer día laboral del 2006 como si de un vudú molar y mágico se tratara. Sentiremos todos el pinchazo de la inyección de anestesia, y luego, ruidos extraños en nuestro cerebelo, pero dolor... poco, no te preocupes. Eso sí, te quedará durante algunas horas una boca zarrapastrosa (creo que he definido mejor que Mariano lo del labio caído) pero no es grave, te lo aseguro: todos hemos pasado por ello, y hemos sobrevivido.

Como atenuante (y porque a la vista, eso no te afectará) podrías pedir a esas bellas dentistas -no me tachéis de machista, por favor- que se pusieran un vestuario primaveral, vapososo, y con un escote generoso, que sin duda haría más llevadera la minitortura, al mezclar las sensaciones.

Adelante Agustín, y no hagas caso a Mariano: casi no te vas a enterar. Ya quisiera yo que mi dentista fuera como las tuyas ¡La vida es bella!

Abrazos,

Ramón Arcusa

Nunca pensé que matar un nervio iba a traer tanta cola. Creo que en tema alguno he entrado en el foro tres veces para comentarlo, pero fijaros, debiera estar ya en la carretera y me tiene preocupado lo de Agustín.

Hace unos minutos acabo de tener con él una conversación telefónica de unos 20 minutos, 18 han sido para hablar de su colmillo, está aterrado. ¡Y yo que pensaba que todo era una broma! He vuelto a colgar esté hilo porque sé que todavía no ha leído algunos comentarios, y quiero pedir que lo animéis y digáis cosas bonitas que le quiten de la mente el martes y las 18,15 horas.

No he podido explicarle nada de lo que ocurre en la desvitalización, subía el tono de su voz para no oirme. Así pues, Agustín, no hagas caso de nadie, no se te caerá el labio, ni siquiera se te quedará zarrapastroso, y esa noche podrás cenar.Disfruta la Nochevieja y no pienses ni te acuestes a las nueve,claro, que cuando leas estó ya habrá pasado todo, sólo te quedará un día para el momento fatidico, pero no dejes de escribir en el foro, que de verdad, no es nada.

Bueno, no sé si coger el coche y marcharme ya, o quedarme el Fin de Año en casa invocando toda la noche por ti, nunca pensé que un nervio ajeno me traería tanta pesadunbre.

FELIZ AÑO A TODOS, SI ES QUE PODEIS SUPERAR EL PESO QUE NOS HA PUESTO ENCIMA A.Z.GRANELL. UN ABRAZO

¡Feliz Año a todos!

Gracias Ramón por tus ánimos. Debe ser cosa de que soy de letras, pero a mí todo lo relacionado con la ciencia me aterra. Por fortuna, las dentistas son jovencitas, muy simpáticas y guapas; así es que, como dice Ramón, alguna ventaja tendrá esto. Si bien es cierto que suelo desconfiar un poco de los jóvenes como yo, porque se supone -es de suponer- que no deben haber trabajo mucho, y por tanto, no se cumple ese refrán de "la práctica hace maestros".

Os contaré a todos cómo ha ido la terrible visita al dentista.

Abrazos,

Agustín