Muelas de los Caballeros - Zamora

El mundo burrocrático mantiene sus situaciones kafkianas, a pesar de las altísimas tecnologías del siglo XXI.

Sitúate. Hoy miércoles, nueve de la mañana, ventanilla de secretaría. Les pido un simple papel que acredite las matrículas de honor de mi licenciatura (y ahorrarme unas pelas en el doctorado). Parece trivial, algo sencillo, nada costoso. Pues bien, la respuesta de la señorita de turno ha sido:

"¡Ah! Pero esto no te lo podemos hacer nosotros. Deberás escribir una notificación al decano para que éste consienta que nosotros te demos la acreditación de tus matrículas de honor del curso pasado. Rellena el papel para el decano, y tendrás el certificado en una semana más o menos".

¡Tate! ¿Qué me dice, señorita? ¿No puede darme un simple papel que acredite mis matrículas? ¡Pero si son mías! Esto analizado supone:

a) Que a pesar de que el ordenador reconoce mis notas, no es de fiar, de ahí que haya que pedir permiso al decano.

b) No me dan mis notas... ¡Pero si son mías!

c) Las secretarias/os no son nadie, porque aunque reconocen que no les miento, no tienen potestad alguna para concederme un simple papelito.

¿Kakfiano, no? Aún hay más. Lea, y toma tila.

Rellenada la hoja de petición para el Ilustrísimo Decano (así consta en la hoja, vaya tela), le ruego a la señorita que envíe el certificado al Tercer Ciclo (Doctorado) porque lo quieren ipso facto. Su respuesta:

"Deberás recogerlo en mano, porque si se envía es casi seguro que lo perderán." ¿Kafiano, no? Esto supone que:

a) Los secretarios son incapaces de enviarse un papel de oficina a oficina (en la misma calle)... Creo que su misión es la de agilizar los papeles y no la de perderlos: ¿qué clase de gestores habitan en la Universidad que pierdan un papel que se envía desde el número 25 de Blasco Ibáñez al 13 de la misma calle?

b) Mucho internet, mucho ordenador con pantalla plana, pero necesitan enviarse papelitos -cartitas de amor- para inscribir en el doctorado a un pobre alumno de la mismísima Universidad. ¡Menos mal que soy un con papeles! ¿No podrían consultar el expediente y evitarnos todos tantísimas molestias? ¿Para qué tanta tecnología?

c) Añádase que tuve que llevar tres hojas con los mismos datos de toda mi vida universitaria: DNI, dirección, teléfono, la foto... Puf... Y esto en el siglo XXI. Imagínate si tuvieran que hacerlo todo a mano... (¿Cuántos papeles nos pedirían?

A todo eso, y para acabar, estuve desde las 12'45 hasta las 14'30 guardando cola, pues con tanta situación kafiana, es lógico que un simple trámite administrativo se convierta en un proceso del que el mismísimo Kafka no saldría de su asombro.

Qué pena.

¡¡¡Hola, Agustín!!
Aunque estés enfadado, y no es para menos, esa es la "burrocracia", pues, eso mismo nos pasa a nosotros, muchas veces en lugar de docentes somos burrócratas!!!!! ¿Hay derecho???
Así se justifica, el gasto en papeleos y en tiempo!!!!
Un abrazo
Natalia

Pues yo creo que aún has tenido mucha suerte, señor K., porque podían haberte pedido un jamón, como solía hacerse antes, ya que era una vieja costumbre española. Verás.

El primer trámite que me tocó hacer cuando llegué a Madrid de pardillo (bueno, el segundo, porque antes me quisieron robar), fue matricularme en un instituto. Pero, claro, yo venía de un Colegio de frailes que no tenía la homologación oficial correspondiente. En fin, que el tema se resolvió hasta cierto punto y yo quedé más o menos contento. Y entonces voy y le suelto al señor que me lo había gestionado.

- Perdone, no dispongo aquí de un jamón, pero voy a escribirle a mis padres para que se lo manden.

Así que no se queje usted tanto, señor K. ¿O prefiere que le llame señor Joseph? La burocracia tiende a ser grande para que los ordenadores no se aburran en los despachos. ¿Quién les iba a poner el disco duro? Los corredores de la justicia no sólo son oscuros y feos, sino que tienen seis o siete años de longitud. Además, si la justicia es ciega, ¿para qué quiere pantallas de ordenador? Los togados son lentos porque no tienen competencia, lo que no quiere decir que sean incompetentes, sino que por lentitud no les mueve nadie la silla...

Por otra parte, ¿no sabe usted que por mucho que corran los funcionarios, los jueces y los trabajadores en general, por mucho que corra tu ilustrísimo decano, por mucho que corramos todos y que corras tú, el día de Nochebuena vamos a cenar todos más o menos a la misma hora?

Ya sabes: la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta, sino el zigzagueo de lo posible. En este caso tuyo la instancia al excelentísimo decano, por ser una facultad que le atribuye la Facultad. Además, ¿qué hacías tú flirteando con las muchachas de la ventanilla? Y una última cosa: ¿cuántas manzanas hay del 13 al 35?

Un abrazo