Muelas de los Caballeros - Zamora

Nueva York es un icono de la modernidad. Manhatan, las torres gemelas y el famoso puente que sale en un montón de películas ¿verdad Woody?. La verdad es que la imagen tiene su encanto, el puente colgante sobre el rio, las siluetas de los rascacielos, precisamente, con el cielo al fondo… Esa imagen es un símbolo, un mito del mundo moderno. Hay posters de Manhatan como hay posters del Che, otro mito moderno.
En mi serie de televisión favorita, hay un personaje neoyorkino hasta la médula que se ve obligado a pasar cuatro años de su vida en un pueblo perdido de Alaska, que es la antítesis de Nueva York. Para él eso es como un destierro o como una condena, porque siempre ha vivido en N.Y y, además, N.Y. es el centro del mundo. Es como si a un León le sacaran de la selva. Sin embargo, el resto de personajes de la serie son lo contrario, personajes que han huido de esa “selva” de asfalto y de hormigón, de los pisotones del metro y de sus cámaras de seguridad buscando tierras vírgenes y sin explotar, horizontes de libertad donde fundar una nueva vida basada en la ausencia del agobio, de la prisas, de la racionalidad extrema, y que busca una nueva cultura, una nueva forma de relación-integración, basada en la relación con la naturaleza, el arte, la poesía o la aventura. Alaska es el sueño de cada uno de los personajes, o bien, es como una segunda vida, menos el sueño de uno, el único que no está allí por propia voluntad, que es regresar a N.Y.

Bueno, y por fin llegó el otoño del que tanto hemos hablado. Espero que no sea demasiado gris y lluvioso y nos dé algo de tregua, que podamos disfrutar de los días mágicos de las épocas de los equinoccios. Aprovecho para responder a Natalie, aunque tarde, que aquí llamamos plátanos a unos árboles que tienen una hoja muy característica, muy similar a la que aparece en la bandera de Canadá, y un tronco de corteza muy fina, también al tacto, y con claros. Y a Mariano, que tengo 44 primaveras, aunque se dejan sentir como 44 otoños, y que por cierto, me encantó tu artículo sobre el otoño, con el que me identifico plenamente. Coincido en esa percepción del otoño, no como algo escatológico sino como un éxtasis para la contemplación.

¡¡¡¡¡Muchísimas gracias Agustín!!!, pues esas hojas, son las que asocio con el otoño, y se verán muy lindas, tanto en una época como en otra!!!
También me gusta esa serie (pobre chico!!, jajaja), pero al contrario que él, los demás se integran perfectamente y se funden con la naturaleza!!!!
Me gustaría tener una experiencia así, pero no en Alaska!!!!!, creo que mi condición de canaria, y mi cuerpo, no me permitiría, vivir en ese lugar tan frío!!!!, pero sí una experiencia de silencios y soledades, y no escuchar continuamente las sirenas de ambulancias, de policías, y menos oír el ruido del camión de la basura cada noche!!!
Un abrazo
Natalia

Pues sí, Agustín, en realidad ya estamos en el otoño. Lo que pasa es que aquí no nos enteramos demasiado, porque muchos de nuestros árboles tienen la mala costumbre de ser de hoja perenne, de modo que los que la tienen caduca pasan un tanto inadvertidos. Algo hay, naturalmente, pero los cambios son leves y no se advierte demasiado el contraste.
Me alegro de que te gustara el artículo. En cierto modo es normal, los dos hemos confesado sentirlo de forma parecida...

¿Cuarenta y cuatro años? Eres el más joven del foro, naturalmente si prescindimos del otro Agustín que, como sabes, aún está saliendo del carcarón... (aunque si no lo hubiera dicho, yo le hubiera echado más, muchos más. De hecho, a veces aparenta los mismos que Aristóteles)

De tu serie favorita nada te puedo decir, porque no la veo. La verdad es que cada vez veo menos la televisión...

Un abrazo

Hola Mariano,

Agustín, intelectualmente, aparenta la edad de Aristóteles, pero tiene la bravura de sus 25 años. En cuanto a la serie de televisión hace tiempo que no la dan, pero es tanta mi devoción a ella que la tengo grabada.

un saludo

¡Vaya! ¡El amigo Mariano me compara con Matusalén y casi no me entero! Es cierto que aparento mayor edad, pero si me vieras en personas, comprobarías que soy un guerrero con espada de plástico... No obstante, atravieso el ecuador de los veinte, y esto ya significa que se avecinan los treinta el día menos esperado... Aristóteles sólo cometió un error al considerar que los jóvenes no podían ser sabios. Ahí metió la pata. Perdonado queda.

Saludos,

Agustín

Yo nunca he sentido especial atracción por Aristóteles, sospeccho que no era demasiado romántico, pero respecto de la sabiduría creo que no se equivocaba. Se puede ser joven y saber mucho, pero la sabiduría es otra cosa. No todos los que han vivido son sabios, pero todos los que son sabios han vivido. El otoño es otoño porque llega después de la primavera y del verano, todo ese cromatismo no sería posible sin haber pasado por la savia de la primavera y sin el calor del verano.

¡Vade retro, antiaristotélico! Aristóteles fue un romántico en la intimidad. La sabiduría no es inteligencia matemática, sin duda, pero soy de los que cree que se puede ser sabio y joven, observando y analizando cómo es el ser humano... Hay una sabiduría inherente al paso del tiempo, que no sólo llega con el acercamiento de la Parca, sino gracias a la observación. Sé cómo es la especie humana. Me lo han dicho Aristóteles y Hume.

Saludos,

Agustín

No soy antiaristotélico, es sólo que, en la intimidad, yo leo a Novalis y, en la escuela, por suerte o por desgracia no me mandaron leer al maestro de la lógica y de la ética. De todos modos, muchos de esos autores que escriben libros de auto-ayuda y sobre valores, tengo entendido que no hacen otra cosa que reinventar lo que dijo Aristóteles. Pero "anti" no, yo antipocascosas, lo menos posible, ni siquiera antimodernidad, porque aunque tiene sus aberraciones también tiene sus dignidades.

saludos
agustin