Muelas de los Caballeros - Zamora

Queridos amigos, ayer nos quedó sin abrir el chiringuito, no el de George Dann, sino el que utilizamos para cambiar el dinero. Vamos a abrirlo ahora recordando que…

“El local en cuestión es una casa de juegos, donde lo más destacado era una ruleta que, o bien era muy grande o es que la sala en la que estaba era excesivamente pequeña”.

Pues bien, había que bajar por una escalera que no cumple las normas del vulgar sentido común, dado que los peldaños por los que uno se aventuraba a descender (la sala en cuestión estaba en un sótano) eran muy altos, muy altos, muy altos, aunque no más altos que yo, que soy como caña de bambú, no por lo que tengo de espigado sino por lo que tengo de indio. Por grande que fuera el incendio, si lo hubiere, no había más salida que ésa, y ésa era chunga chunga, chunga, chunga. ¿Os acordáis de aquella bailaora española que lo era con ese nombre? ¿No? Pero sí os acordaréisis de Los Chunguitos, supongo…

Debajo de esa estrecha escalera hay habilitado un garito sin más ventilación que la procedente de la diminuta ventanilla por la que, quieras que no, circula ávidamente el dinero. Por cada euro que metes salen 6 grivnas y pico, poco pico, dependiendo del día. En otros chiringuitos los pagaban a menos. Ni que decir tiene que son completamente ilegales y que nosotros, españoles criticones, lo primero que hicimos fue cometer un delito. ¿Por qué? Porque todo el mundo lo hace, porque los bancos te cobran lo que tienen que cobrar más la especulación de añadidura. ¿Cómo voy a venir yo aquí a enmendarles la plana? ¿Y quién se la enmienda a Zaplana, por ponernos en un caso?

En ese pequeño agujero había metidos, como al principio de los tiempos, un hombre y una mujer. Por lo que se ve, la manzana ya había sido engullida, puesto que ambos estaban condenados a ganar las habichuelas con el sudor de su frente. Es de suponer que el dueño del garito gane bastante dinero. En cambio, los expulsados del Paraíso y condenados a trabajar, trabajan todo el santo día por cien euros al mes, quizás por menos… (Me confirman que hay mucha gente que gana unos cincuenta euros al mes trabajando todo el santo día).

Los restaurantes, en cambio, se acercan peligrosamente al nivel de vida de España. Por eso no hay demasiados restaurantes en Kiev. O yo no los vi. Por eso los kievitas normales comen siempre en su casa.

A pesar de todo, hay determinadas contradicciones entre lo dicho y la realidad, como ésta que voy a exponer a continuación. Dice Antonia que aquí la vida es muy dura, que se trabaja mucho, que se gana poco… ¿Cómo se lo montan entonces las ucranianas para salir de casa tan puestas? Visten muy bien y se arreglan más que en España ¿Milagros del ahorro? No. Milagros de la Mare de Deu dels Desamparats, que vive perpetuamente en Valencia, donde todo va bien hasta que todo falla, cosa que suele pasar los diecinueve de marzo, por San José, día en que arden juntos París, Troya y Roma. Santiago cierra siempre la puerta…

Bromas aparte, parece que la vida es efectivamente muy dura y que la gente hace más horas que los viejos hacedores de tiempo. Y que uno de los trabajos que se ven obligados a tener no tributa a Hacienda.

Me pregunta Agustín por la seguridad… Pues mira, en tan poco tiempo es difícil saberlo, pero la impresión es muy buena. No parece una ciudad insegura. No se aprecia recelo en la cara o en la actitud de la gente. Por otra parte, tanto mi hermana como las personas que conviven con ella, que son varias, confirman la apreciación que yo tengo. Puede haber casos aislados, naturalmente, pero en nada empañan la norma. Ellas viven sin miedos, completamente seguras…

Finalmente encontramos un restaurante. Y cenamos muy bien…Aparte de Antonia, de Rosa y de mí, la mesa estaba compuesta por un pastor mejicano, un fotógrafo vasco, una estudiante peruana y una filóloga argentino-ucraniana que, de hecho, tenemos asignada como guía, lo que es realmente impagable ¿Sabéis lo que puede ser una ciudad para alguien que no sabe leer? La erre es pe, la ene es i, la hache es ene… ¿Cómo puede uno aclararse de este modo?

Natalia y Mar, si los ojos me lo permiten os contaré una parte de lo que hemos visto hoy, que ha sido bueno y mucho. Me refiero fundamentalmente el Monasterio Ortodoxo de La Lavra…

Dasvidaña
Un abrazo

Después de leer el precioso relato de Mariano, quisiera que éste despejara algunas incógnitas que, si bien no las resuelve ahora, quisiera que lo hiciera a su vuelta:

a) ¿Entonces cómo se explica que las mujeres se engalanen tanto, si la norma es cobrar cincuenta o cien euros al mes? Tal vez, el precio de los colorines y purpurinas es ridículo, o los compran a toneladas. E ahí una explicación fruto de mi ingnorancia y/o inocencia.

b) ¿Cómo se te ocurre viajar a un sitio sin restaurantes? Siempre quedará el Mc Donald's... ¿O tampoco hay?

c) ¿Es feliz la gente de Kiev?

d) ¿No sentías miedo al acudir a cambiar tu dinero en un zulo con peldaños de gigante?

Algunas dudas desde España. Un abrazo de pirata,

Agustín

Querido Agustín, tengo que decirte que aquí yo soy un alumno... No obstante, trataré de contestar a tus preguntas

a) ¿Entonces cómo se explica que las mujeres se engalanen tanto, si la norma es cobrar cincuenta o cien euros al mes? Tal vez, el precio de los colorines y purpurinas es ridículo, o los compran a toneladas. E ahí una explicación fruto de mi ingnorancia y/o inocencia.

Repuesta. Es cierto que los colorines y purpurinas son bastante asequibles. Pero también cambian mucho de vestidos, de pantalones, de zapatos... Lo que pasa es que trabajan bastante, y hay mucha economía sumergida. Hemos comprobado también que funciona el pequeño soborno, de la corrupción ya teníamos noticias...

b) ¿Cómo se te ocurre viajar a un sitio sin restaurantes? Siempre quedará el Mc Donald's... ¿O tampoco hay?

Repuesta. Los Mc Donald,s abundan por doquier, por desgracia. Pero nosotros buscábamos un restaurante. Y ciertamente los hay, los hay, hoy hemos transitados otras zonas donde hemos visto algunos

c) ¿Es feliz la gente de Kiev?
Respuesta. Ésta es una pregunta realmente difícil de contestar ¿Me dejas que trate de hacerlo en unos días?

d) ¿No sentías miedo al acudir a cambiar tu dinero en un zulo con peldaños de gigante?

Respuesta. ¿Miedo? Ninugno. Lo curioso de os chiringuitos es que están bastante a la vista. Es más, a la puerta de los locales anuncian las variaciones del cambio. Yo creo que el gobierno es bastante consentidor. Por cierto, Kiev está llena de taxis piratas. Naturalmente cobran menos, dado que no pagan impuestos. Me han dicho que tomarlos entraña un cierto peligro, pues algunos de esos "taxistas" te pueden conducir a lugares apartados. Y desplumarte en un santiamén. Pero ¿quién tiene entoncs la culpa? Hay que evitar esos taxis, simplemente.

Un abrazo

Muchas gracias por las sabias respuestas, Mariano. Esperaré impaciente a conocer si la gente de Kiev es feliz o no. Es una cuestión vital.

Abrazos,

Agustín

¡¡¡Precioso el relato, Mariano!!!!!
También me llamó a mí la atención, en Odessa, lo bien vestidas que iban las chicas, al igual que en Yalta. Pensé, como que sólo estuvimos un día en cada ciudad, que tendrían un nivel de vida alto, así que asombrada me quedo con lo que ganan, por día, y lo duro que es la vida, así que es un misterio de lo más misterioso!!!!!!
¡¡¡A ese chiringuito de cambio, no bajo ni loca posesa!!!!. pero....es la única forma de cambiar dinero, sin que te cobren una alta comisión!!!
A ver si nos cuentas la visita al monasterio!!!!, seguro que será muy interesante!!!
Un abrazo
Natalia

Gracias, Natalia, por tus comentarios, siempre tan elogiosos. Acabo de poner una crónica nueva, la del Monasterio de La Lavra. Por cierto, que me ha gustado mucho, como verás.
Un abrazo