Castroverde de Campos - Zamora

UN análisis claro de nuestra realidad rural.

https://ww.laopiniondezamora.es/opinion/2013/12/27/medio-rural-agoniza/729733.html


El medio rural agoniza
27.12.2013



CECILIO LERA Hace unos días, como muchas jornadas últimamente, he asistido a un entierro. Algo tan triste como un duelo lo hemos convertido en costumbre en los pueblos de Zamora. Ya lo vemos como algo habitual, forma parte de nuestro tiempo. ¿Cuántas veces tocan las campanas a gloria por un nacimiento? Nunca ¿Por qué? nuestra población ya no procrea, somos ancianos, tenemos una edad media de cincuenta y cinco años. Si el promedio lo hacemos con la capital, sería de cuarenta y ocho años. No son edades para tener niños.


Con frecuencia vemos en la prensa de Zamora que se inauguran velatorios y comedores sociales, eso son servicios para ancianos. ¿En quince o veinte años quedará algo de esto funcionando? Posiblemente ya los pueblos no existan o se hayan abandonado.


Tenemos que pelear por hacer escuelas infantiles y guarderías, eso sería volver a la recuperación de esta Zamora agónica, eternamente gobernada por la derecha, que no ha aportado ninguna solución al despoblamiento del medio rural. Pero todos tan contentos, estamos encantados con que nos vengan a ver cuando llegan las elecciones.


En nuestra tierra desde hace décadas hemos nacido y nos han criado para emigrar, parece que esta zona está maldita. Nuestros padres con resignación nos decían «márchate fuera, aquí no hay nada». ¡Qué pena! Saber desde pequeño que tu tierra te niega oportunidades de poder vivir dignamente en ella, que te tienes que ir fuera, que aquí sobras, con el dolor que conlleva alejarte de tu tierra, de tus amigos y dejar atrás a tus familiares. ¿Por qué no tiene las mismas oportunidades un niño nacido en Tierra de Campos que otro nacido en Hernani o Mataró? Los procesos de industrialización han generado una intensa emigración en Zamora, lo que ha conllevado un acusado envejecimiento de la población y la caída de la natalidad. La gente se va de esta tierra, que más que una madre parece una madrastra por lo que mal que se porta con sus hijos.


Durante unos años se camufló y se distrajo el problema de la despoblación con la llegada de emigrantes con hijos, creció el padrón municipal y se sujetaron las escuelas infantiles. Pero la crisis ha destapado la realidad y nos ha hecho ver con crudeza que nada ha cambiado respecto a otras épocas. Los emigrantes han tenido que retornar a sus países de origen y se vuelven a cerrar escuelas rurales y vuelven a quedar más casas vacías.


Durante la dictadura franquista se industrializaron con inversiones del Estado muchas comunidades, principalmente Cataluña y el País Vasco. Pensaba Franco y no se equivocaba que estas zonas de Castilla las tenía tranquilas y dominadas. Aquí nadie se movía, todo estaba atado y bien atado. ¿Para qué invertir en Zamora si les tengo convencidos? Sin embargo, Cataluña y el País Vasco eran zonas conflictivas, había que tranquilizarlas, se les tenía que dorar la píldora invirtiendo en desarrollo y en industria. Seguramente el régimen pensó que los emigrantes llegados a Cataluña y al País Vasco iban a tranquilizar la situación, pero se equivocaron, pues los maquetos y los charnegos se hicieron más catalanes y vascos que los propios nativos. Si no, que pregunten en verano en los pueblos, para nuestros emigrantes no hay nada como lo de Bilbao. Aquí debemos de ser tontos o en Cataluña y en el País Vasco se deben atar los perros con longanizas, pues no hay nada como lo suyo. Les molesta que tengamos burros, que pasen ovejas, el ruido de los tractores, que se levante polvo. En fin, se olvidan de sus orígenes.


Las políticas desarrolladas tanto por el gobierno central como por el regional o el provincial no han conseguido ningún efecto contra la despoblación, seguimos en el atolladero. Con la nueva Ley de Haciendas Locales o «ley Montoro» que Dios nos pille confesados, porque este mentiroso compulsivo va a acabar con los pueblos definitivamente. Pero protestamos cuatro, mucha gente del PP no dice nada, pues quien les maltrata es un correligionario.


Lo de Zamora es preocupante, nuestra tasa de envejecimiento es de las más altas del país. Aquí ni viene ni se queda nadie. Nos han querido vender que con la crisis la gente retornaría a los pueblos, pero ¿a hacer qué? Nuestros pueblos no han cambiado y volvemos a eso «al crecimiento negativo, con más muertes que nacimientos».


Para frenar el despoblamiento rural en Castilla y León hay que apoyar la agricultura y la ganadería (a esta ya la han desmantelado). Se debe implantar por parte de las administraciones algún tipo de medidas económicas y sociales.


La sociedad castellanoleonesa percibe que estos problemas de falta de incentivos disminuyen su nivel de bienestar, se debe tratar a las zonas rurales como un bien público susceptible de ser protegido. Pero aquí nadie hace nada. Junta y Diputación deben ayudar a implantar medidas políticas que fomenten el cooperativismo y sobre todo las industrias transformadoras de productos agroalimentarios, ahora el único valor en alza. Aunque es insuficiente. Las soluciones pasarían por crear oportunidades de trabajo en el medio rural y ayudar a superar la crisis de la agricultura y la ganadería como fuente de renta tradicional. Se deben crear servicios sociales en zonas rurales, fomentar el transporte público (en Zamora ya desaparecido), potenciar infraestructuras industriales y de comunicación que favorezcan un desarrollo sostenible. Se debe solucionar la falta de servicios de ocio y cultura, hay que tratar de salvar el tradicionalismo de la sociedad rural y finalmente superar la dificultad de establecer parejas jóvenes, creando puestos de trabajo específicos para las mujeres. Estoy convencido de que aplicando estas consideraciones la vida en el campo cambiaría.


El calor, las vacaciones y las fiestas de verano logran que durante unos días de agosto parezca que los pueblos superan el abandono. Los toros y las peñas solo duran unos días y ¿después qué? otra vez pueblos vacíos y tristes.


Yo todos los días veo la Plaza Mayor de mi pueblo despoblada, vacía, sin gentes. La miro con desgana y pena, sabiendo que es su estado habitual durante la mayor parte del año. ¡Qué pena!

Que tome nota el autor del articulo y mire un poquito atras como con alguna de sus medidas que tanto critica de otros ha dejado ha gente de su tierra sin trabajo.
Que buen encantador de serpientes!!!

Un saludo y Feliz Navidad

Estoy contigo Cecilio pero ,dices que es costumbre el asistir a un entierro a menudo en esta tierra y que¿ cuantas veces tocan a gloria por haber nacido un niño ?,te dire ,que decir antiguamente tocar a gloria, era cuando un niño fallecia y ahi en Castroverde se repicaban unas campanas pequeñas que habia en santa Maria,exactamente dos campanas,¿existen ?
(fui monaguillo )y a mucha hora.

El peor de los defectos de una persona es ser injusto a conciencia. Y creo que este comentario que haces es totalmente injusto.
¿Quitar puestos de trabajo? En su casa, en su negocio, ha creado 8 puestos de trabajo, tres de su casa y cinco de fuera de su casa, y algunos de ellos son del pueblo.
La caza va bien para airear la mente. Ahora está abierta la veda. Aclara la mente, que te de el aire si vas de caza, para no emitir comentarios impertinentes.
Yo conozco a bastantes del pueblo que están trabajando fuera gracias a él y a sus influencias con empresarios. Él les ha encontrado un puesto de trabajo. Y ellos están pensando lo mismo que yo, que eres injusto.
¿Creas tú más puestos de trabajo que él?
El rencor es un mal consejero.
Feliz Año.

Querido Cecilio:

Leo tu artículo impregnado de sentimiento y verdad en la Opinión de Zamora, donde comentas la omisión del toque de campanas “a gloria” que se hacía en Castroverde cuando nacía algún niño. Creo recordar que se hacía cuando morían de pequeñines y morían bastantes. Yo añado, que, cuando tocan por algún fallecimiento, plañen por todos nosotros, porque alguien irremplazable se nos va y morimos un poco con él. Se lleva las vivencias comunes y nuestro cariño.

También comentas al final del artículo la pena que te invade observar la plaza del pueblo vacía día tras día. Ese, es un sentimiento homogéneo al padecido por los que hace años lo abandonamos. ¿Cuántas navidades, semanas santas, fiestas u otros acontecimientos hemos imaginado y anhelado con los ojos húmedos clavados en viejas fotografías?. –Much@s.

La vida cuesta y no hay rosas sin espinas. Todos los que salimos lo hicimos porque no quedaba otro remedio. Unos, los jóvenes, con proyectos de vida nueva bajo el brazo y otros, en otras épocas forzados por la paupérrima oferta del campo y aprovechando la industrialización del país. Ambos dejamos el corazón en el pueblo. Casi todos volvimos antes o después, cuando se pudo, pero seguimos sintiéndonos de aquí, aunque nos llamen “turistas” o que a la Salve del verano llamada “la de los turistas” acuda menos gente por considerar que no es la suya. Eso es lo de menos y no nos inhabilita en absoluto.

Nuestros pueblos de Castilla siempre sufrieron la depresión económica. Fueron pobres. Malas cosechas por las plagas y la dureza del clima y el terreno “Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora. decía el poeta”. Ayer estaban poblados, pero la miseria lo envolvía todo. Una agricultura de subsistencia marcaba el vivir de las gentes. Hoy la mecanización, concentración de unidades productivas y subvenciones ha mejorado el nivel de vida, pero ha expulsado del mismo a millones de trabajadores, dejando los pueblos vacíos y sin futuro. Sólo una política inteligente y generosa con el campo, con principios menos economicistas podría vertebrar una nueva sociedad rural.

Comentas que: “Tenemos que hacer escuelas infantiles y guarderías”. ¿Pero no quedamos que no hay nacimientos?. ¿Para qué, entonces queremos escuelas? . ¿No será mejor luchar por cambiar las condiciones económicas que regulan el estatus del campo para fijar población, y a la vez dotar los equipamientos necesarios?. Lo otro es tirar el dinero y de eso deberíamos estar ya vacunados. Es en la UE donde se deben pactar propuestas inteligentes para el campo. Una PAC con proyección social, donde los recursos liberados no vayan sólo a la siembra de girasol que ni se recoge o meramente a compensar rentas, sin comprobar que estos fondos reviertan en el campo mediante inversión productiva. Debe ser una reforma integra del campo. Que reciba más el que más exponga, y basada en aspectos sociales y de medio ambiente no sólo económicos.

En la industrialización o dinamización de las comarcas no sólo influyen aspectos planificadores desde la política; también una serie de elementos como las buenas comunicaciones, que hoy las hay, la situación geográfica, la financiación y la iniciativa del individuo. El régimen de Franco planificó zonas de regadío que fueron un fracaso, en cambio florecieron comarcas donde la alfombra, el calzado o el juguete fueron la panacea para su economía, a pesar de carecer de materia prima como la lana, el cuero o el plástico, pero tenían el sentido innovador y comerciante que heredaron de sus antepasados los fenicios. Por eso nunca hay que esperar del cielo, o gobierno de turno que solucione nuestros problemas. Hay que inducirle y exigirle que ponga las bases.

El campo es espacio y el espacio se necesita para el desarrollo de muchas actividades. En Castilla es abundante y barato. ¿Dónde están nuestras ganaderías de vacuno? ¿De la oveja churra y su cordero delicatessen?. ¿Por qué tenemos que producir más caro que Holanda, por ejemplo cuando su nivel de vida es mayor que el nuestro?. ¿Por qué se negoció la entrada en la UE, aceptando políticas tan devastadoras para Castilla?. ¿No estamos en un país que siempre mira más a la subvención que a la productividad?. Estas son reflexiones para tener en cuenta.

Castilla nos dio la vida y mamamos su leche esteparia. Nos dio su pan, su vino sus fríos vientos y carencias. Todo ello cinceló nuestro carácter. La amamos como se quiere a una madre sin reservas. Tenemos una historia que ya quisieran muchos a pesar de algunos errores. Pero somos y debemos seguir siendo.

A nuestros hijos no podemos demandarles la misma exigencia para con ella que a nosotros mismos. No nacieron aquí, la quieren porque la asocian a nosotros o a sus abuelos. Muchos han pasado los veranos en el pueblo y lo sienten como suyo, pero comparten en su corazón dos amores: la tierra de sus ancestros y la que les da de comer. Ambos deben conciliar. Por eso sienten Bilbao o Barcelona también como suyos.

Un abrazo Cecilio.
FELIZ AÑO NUEVO A TODOS.
Eco.