Castroverde de Campos - Zamora

El pasado 4 de febrero, Alfredo Pérez Rubalcaba, tras haber perdido las elecciones generales con una fuga de votos socialistas de más de cinco millones, la mayor de la historia de la democracia en nuestro país, recibía el respaldo de sus correligionarios y se imponía a la catalana Carme Chacón en la lucha por la Secretaría General del PSOE.

Entonces, el resultado de 487 papeletas del ganador frente a las 465 de la ex ministra de Defensa supuso un espaldarazo a la política continuista del que había sido la mano derecha de José Luis Rodríguez Zapatero durante sus dos legislaturas en el Palacio La Moncloa. A día de hoy, siete meses después de aquella tarde gloriosa para Rubalcaba en Sevilla, la unidad en torno a su figura parece resquebrajarse por momentos. El pasado fin de semana, el Congreso Federal marcó un antes y un después en el devenir de la oposición socialista.

Al término de la cita, Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, señaló ante los medios de comunicación que la política de mano tendida al Ejecutivo encabezado por Mariano Rajoy se daba por concluida. Ésa era la versión oficial. De puertas para dentro, es palpable que la tensión en el Congreso fue notable. Pocos socialistas entienden cómo un político experimentado como Rubalcaba ha podido recortar en algo más de diez meses apenas 3 décimas al Partido Popular, que se ha dejado 4 puntos en intención de voto, a pesar de la gran cantidad de medidas impopulares que ha tenido que adoptar el Gobierno por la crisis.

"Rubalcaba salió de las últimas primarias sabiéndose el líder absoluto del PSOE, que todo se movería a su son y que el desgaste sería suficiente para minar la imagen de Rajoy, pero el tiempo ha demostrado, y el Congreso Federal fue el primer aviso, que una oposición pasiva no le dará La Moncloa, ni ahora ni dentro de tres años", apunta en declaraciones a EL IMPARCIAL Noelia Pérez Cabello, consultora estratégica y analista política.

En cambio, desde el equipo de trabajo del secretario general socialista se niegan estas afirmaciones y se defiende la unidad alrededor de su líder. "Los cambios de estrategia dentro del partido no tienen por qué significar necesariamente un cambio de liderazgo o algo más drástico, la unidad es absoluta y todo lo demás es mera rumorología", se afirma desde Ferraz a este periódico.

Sin embargo, muchos ya empiezan a ver con buenos ojos un cambio de rumbo abanderado por el sector más joven del partido, en el que suenan nombres como la propia Chacón, Eduardo Madina, Tomás Gómez o el lehendakari Patxi López. Esta terna de posibles postulantes ha empezado a ser bien visto, al contrario de lo acontecido en el pasado reciente de la formación, por el ala más tradicional del PSOE, que acusa a Rubalcaba de "blando. Mientras, desde Génova se observa con interés y prudencia la escena y no se entra a valorar la situación

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Diego Armario, periodista y escritor, señala en conversación con este periódico que lo que se está viviendo en el seno del socialismo español "es una lucha de poderes, un juego de la silla" donde Rubalcaba está perdiendo fuelle "porque no tiene puestos de relevancia que ofrecer a sus amigos para contentarles".

Además, el autor de 'El PSOE en llamas' (Edit. Esfera de los Libros) sostiene que "la ciudadanía no se fía de él (Rubalcaba) porque no puede criticar lo que él también se vería obligado a recortar, por eso no se acerca, la gente no se olvida de que hace unos meses estaba en el Gobierno y de que también es, en gran medida, responsable de esta crisis".

Un punto de vista que comparte Pérez Cabello, aunque con matices. "Sí es verdad que le están pasando factura años al lado de Zapatero, pero yo creo que es más un descontento generalizado con la clase política española que no se centra sólo en él, además de una pérdida de peso dentro de sus propios aliados", afirma la analista, que, sin embargo, no cree que haya nadie con el peso suficiente a día de hoy en el partido como para arrebatarle la Secretaría a Rubalcaba. "Chacón está callada, que no implica estar quieta, es muy lista y espera de nuevo su momento", apostilla en este sentido Armario.

Si bien los tiempos políticos dependen mucho de la actualidad, todavía queda un largo camino por recorrer hasta los próximos comicios generales y todas las opciones son igual de posibles. "Queda un mundo, pero es verdad que a Rubalcaba le pierde su ego y eso le lleva a cometer errores de juicio", afirma Armario. "No sé cuánto podrá aguantar sin el apoyo férreo de las fuerzas vivas, de las bases socialistas, pero lo que está claro es que costará un mundo arrebatarle el liderazgo del PSOE", apunta por su parte Pérez Cabello