Villalón de Campos - Valladolid

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No nos debe coger de sorpresa que la maledicencia, como el aceite de las sardinas en lata, deje lamparones en la camisa del que las cata, y en este caso del que "trijonea". Por sus lamparones los conoceréis. Esto hace que me venga a la memoria la historia y vida de un gran trijonero y enterón empedernido. No se le conmovía la conciencia a la hora de sacar cantares hirientes, no escatimaba osadía para hecer cencerradas a los que se casaban mayores o preñadas. Pero, quién le iba a decir a él que la miel le habría de caer en la sopa, haciendo un casamiento digno de sainete, pues recaló en un puticlub y allí se prendó de tal dama, que pasado tenía el arroz y se lo llevó a la cama. ¡Qué rechifla!, ¡qué bochorno!, Abanico de medias ronrisas acompañaron a la comitiva cuando se vino al pueblo. ¿Dónde quedó aquella socarronería? El destino es cruel, mas hace justicia, a veces.

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pues si y ademas seran los tipicos peloteros que en cuanto te das la vuelta te han puesto verde

exacto!!! encima de peloteros, ignorantes riéndose de los demás cuando ellos están peor que nadie jajajaajja

Eso no es nuevo,pero dice el refran advien y no mires aquien.

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menuda peña jajajaja