Barcial de la Loma - Valladolid

Era todo mentira. Una patraña, una falsedad, una enorme bola que había nacido, pásmense, del propio Consejo de Ministros. Ni hay carta, ni se la espera, ni se sabe nada de nada sobre su cuando menos efímera existencia en la imaginación de unos mentirosos.

Ya parecía grave el uso partidista que hacía el gobierno de la carta de Bruselas. Peor aún era utilizar a una agencia de noticias para la distribución de una información nacida de una táctica de vuelo corto.

Pero lo que es impresentable es que fuera mentira, que el gobierno mintiera descaradamente y que la agencia se prestara a ser la mensajera de la patraña. Que el gobierno buscara desanimar a otras comunidades autónomas susceptibles de imitar a la andaluza, no justifica, sino que empeora, la situación.

Un gobierno debe tener el rigor y la honradez, la honestidad y la decencia, de sustentar sus actos y comunicaciones en la verdad y la seriedad.

D. Tancredo dijo que ellos eran el partido de la transparencia. En otro país con verdadera democracia ya hubiera dimitido, pero D. Tancredo no tiene vergüenza. O tiene mucha, tiene toda, pues no la ha estrenado.

Saludos.