Primavera A escasas horas de que Persèfone prisionera de las tinieblas, regrese al regazo de su madre Demèter, la naturaleza aguarda ya preñada de hermosos colores, de sol de infancia y de infinitos y verdes aromas, a que la diosa madre vuelva a contemplar junto a su hija el màs bello de los espectàculos conocidos. Junto a ellas todos recibiremos el flamante renacer que nos brindarà otra nueva oportunidad en el utòpico camino hacia la felicidad terrenal.......Frente a las oscuras tinieblas la primavera resurgirà, unida a ese aire fresco que como soplo misterioso produce de nuevo el renacer a la vida fundida junto a un canto de esperanza y optimismo atemporal que todo cubre. Pero si de primavera escribo, no puedo olvidar al gran poeta andaluz frente a su olmo seco hendido por el rayo, que como metàfora de ese renacimiento primaveral, al igual que Persèfone y "con el corazòn abierto a la luz y a la vida" hace posible el gran milagro de la naturaleza. Y es que la primavera......., nos recuerda màs que nunca, que los milagros sì que existen. A UN OLMO SECO. Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verde le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los alamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas hunden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que, rojo en el hogar, mañana ardas, de alguna misera caseta al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hacia la mar te empuje, por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. Antonio Machado
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