Me contaron una historia Una vez, una señora, viendo que llegaba el final de su vida, fue a su confesor y le dijo: "Padre, me arrepiento de que durante toda mi vida he difamado y he extendido rumores que o bien yo inventaba o bien me contaban, pero, en cualquier caso, yo nunca ví" Y el confesor le contestó: "¿Cómo enmendar tus errores?, un día de viento, pela una gallina paseando alrededor de la Iglesia y después me la traes para hacer un caldo para los más pobres" Y la señora así lo hizo, peló la gallina creyendo que el caldo para los pobres era su penitencia, entró a la Iglesia y dijo: "Tome, Padre, la gallina que me pidió" Y el confesor le dijo " No hija, el caldo a los pobres les vendrá bien, pero tu penitencia es la siguiente: vuelve a la calle y recoge una por una todas las plumas de la gallina que has pelado". La señora contestó: "Pero eso es imposible, con el viento las plumas se han extendido y ahora no se podrán recoger todas nunca" Y el confesor le dijo: "Eso es exactamente lo que ha pasado con esos rumores tuyos, que por mucho que quieras nunca podrás restablecer la imagen de aquellos a quienes les afectaban" |