Torrijos - Toledo

Sr. presidente: El diario El Mundo en su edición de este domingo incluye una información titulada El marido de Castedo vuelve a trabajar con Ortiz. Y con el siguiente subtítulo: "El esposo de la edil de Alicante regresa en plena instrucción del caso Brugal".

El primer párrafo es muy esclarecedor: "Arturo Soto (Turi), marido de la alcaldesa de Alicante, la popular Sonia Castedo, lleva meses trabajando para el mayor propietario de suelo y constructor de la ciudad, Enrique Ortiz, imputado como ella y como su antecesor, Luis Díaz Alperi, técnicos y otros promotores en el caso Brugal por irregularidades en la tramitación del PGOU de Alicante".

Los tejemanejes de este sucio asunto alicantino -como en el caso Gürtel- no han emergido ahora de pronto, sino que hace bastante más de tres años. Primero, los chanchullos iban de boca en boca, los rumores de negocios ilegales circulaban por la ciudad de Alicante y por la provincia del mismo nombre y luego saltó a los medios de comunicación.

Se retiró Luis Díaz Alperi, quien estuvo además vinculado al caso Gürtel. Fue sustituido por Castedo, que, de inmediato, siguió conectada con Ortiz, el cacique de Alicante. Los escándalos atribuidos a Castedo son muchos y con no pocas bifurcaciones. La Justicia va investigando y ya veremos cómo acabará.

Usted, Sr. Presidente, debe, sin duda, saber que todos estos personajes, presuntamente corruptos y sin recato alguno, pertenecen al Partido Popular o están en su órbita. Pero una vez más, don Mariano, usted ha pasado de puntillas por encima de una numerosa lista de chorizadas, al parecer, y de perturbaciones que vulneran la legislación vigente.

¿Podría explicar a la ciudadanía qué medidas ha puesto usted en marcha respecto al caso Brugal con el fin de limpiar tanta mierda y de castigar severamente a los culpables? Sin embargo, no se recuerda que el presidente del Ejecutivo y, en paralelo, del PP haya dicho ¡basta ya! Y no se sabe si ha colaborado con la justicia para liquidar políticamente a tamaños truhanes.

Llama mucho la atención, señor presidente, que a usted no le enoja el hedor de los corruptos, sean o no sean presuntos. Su olor es inconfundible. Algo huele mal en Dinamarca, advirtió Shakespeare. Algo huele muy mal en España y da la impresión de que Rajoy no sólo aguanta -según todos los indicios- el hedor de la mierda, sino que lo mantiene. A los hechos presentes y lejanos me remito, Sr. presidente. Cuanto antes dimita, mejor para la democracia y para España.