Torrijos - Toledo

Desde que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobara su nueva oleada de recortes, no se vive un día en el que algún colectivo afectado, a veces incluso varios simultáneamente, protesten frente al Congreso de los Diputados.

Junto al fuerte despliegue policial que vigila continuamente la Cámara Baja, ellos son protagonistas y a la vez testigos de excepción de ese malestar. Porque representantes de sendas organizaciones de autónomos y parados ya estaban allí antes, desde el 27 de junio, en huelga de hambre para lamentar las políticas con las que se está afrontando la crisis, con rescates para bancos y nada para dos de los colectivos más golpeados por la crisis y con "todo perdido", a pesar de lo cual sienten la indiferencia de los políticos y también de los medios ante su situación.

Desde la Plaza de las Cortes se enteraron el pasado miércoles, atónitos, de que a escasos pasos el presidente estaba anunciando ajustes adicionales que de nuevo se cebaban en ellos, con una subida del IVA y del IRPF que pasará factura a unos autónomos ya muy castigados por el desplome del consumo o los retrasos en el pago de la Administración, o que se recortarían las prestaciones por desempleo a partir del sexto mes, lo que además se justificó en términos insultantes.

Reclaman medidas concretas para facilitar la creación de empleo. Y advierten de que no cejarán en las protestas hasta que se tomen medidas o "que se vayan".

Pues no creo yo que haya muchos autónommos en España que hayan votado a IU, por ejemplo, o al PSOE, también por ejemplo. Más bien me inclino a pensar que su voto se ha dirigido hacia lo que ahora les repugna tanto. Pero yo no diré las palabras que pronunció la señora Fabra, en el pecado llevan la penitencia y ya es bastante penosa su situación.

¿Alguien se acuerda del que fue a Lourdes y acabó diciendo aquello de "Virgencita, que me quede como estaba"? Pues algo así debe de estar pensando más de uno.