Cuanta mierda en este Gobierno La imagen de brokers sudorosos y frenéticos recorriendo el parqué de Wall Street el día que se publica la U3, que es como se conoce allí comúnmente a la tasa oficial de paro, ya es recurrente en el imaginario colectivo, forjado tras años de películas y series americanas. Se trata de un dato relevante que influye en la bolsas de todo el mundo, en el valor del oro o en la fortaleza del dólar. Tanto es así que la cifra final es alto secreto y los periodistas que trabajan con ella tienen sólo una hora, dentro de una especie de búnker, para preparar su difusión, como bien explica aquí Ignacio Escolar. Pero en la España de chirigota las cosas funcionan de otra manera. Aquí los datos se filtran en función de cuánto apriete el señor Bárcenas. Primero Mariano Rajoy nos da un avance en un mitin, luego la ministra de Empleo suelta algunas pistas para así tapar el último sablazo a las pensiones y finalmente es la secretaria general del Partido Popular -una empresa privada, según Soraya Sáenz de Santamaría- quien filtra el dato en una rueda de prensa en Génova para que dejen de agobiarla con preguntas sobre la corrupción que pudre a su partido. De momento, la oposición ya ha exigido la comparecencia de Fátima Báñez para que explique de dónde salió la información privilegiada que manejaba Cospedal este lunes. Haría bien la ministra en contratar con nuestro dinero a un experto para revisar sus aparatos informáticos. Porque lo de publicar en Twitter su puntuación matando marcianitos tiene un pase; que de su ordenador saliesen los datos del ERE en el PSOE para llegar a la redacción de La Razón es más grave; pero lo de los datos del paro afecta a la economía nacional, que no está para tirar cohetes, precisamente. Luego está el dato en sí, o el datito. Porque para tapar la montaña de detritus que es el caso Bárcenas hubiera hecho falta crear 5 millones de empleos, rebajar la edad de jubilación a los 60 años y pagar las hipotecas de todos los españoles. Como poco. En cambio tenemos 31 personas menos apuntadas al INEM, que lo mismo son los informáticos que contrató el PP para borrar los discos duros de Bárcenas o los figurantes que van a los nuevos mítines de Rajoy, porque dudo que quede alguien en España con ganas de menear una banderita del PP. Como acertadamente comparaba nuestra colaboradora Patricia Hernández, el Gobierno se conforma con un palo, como el niño del anuncio. Y descorchan el vino de Rueda -que el cava es cosa de nazionalistas- porque los parados ya se han cansado de estar en el INEM para exclusivamente echar una firma cada tres meses. Mientras, en agosto se han destruido 99.000 empleos. ¡Pero qué significa ese dato frente a dos docenas y media de personas fuera de la ominosa lista del paro! Ya sólo nos faltaría que el dato encima fuera falso. Este es el país que tenemos. Niños que se conforman con palos en Navidad. Universitarios que tienen que conformarse con que le paguen los estudios la pensión de un jubilado. Dirigentes que se conforman con que la gente no se apunte al paro. |