Mora - Toledo

Era el cuarto intento y el motor del viejo Hannomag se resistía a inundar de humo el corral del tío Justino, era todabía de noche o de "madrugá", las luces del alumbrado público luchaban por romper la fria oscuridad de la noche.

Lo intentaba de nuevo el tío Justino y nada, el cacharro aquel, parecía cómo si hubiera heredado los barruntos de las antiguas inquilinas de aquella estancia, en un tiempo pasado pero no muy lejano, las mulas también se resistían a dejar el calor de la cuadra, pero gracias a Dios estas tenían orejas y hocico, y eso lo manejaba cómo nadie el tío Justino.

Juraba por lo bajito el tío Justino hechando de menos en este chisme endemoniado la ausencia de orejas, ibamos a ver hasta donde llegaba la tozudez de este trasto, cuando él agarrara con sus manos una de esas orejas.

Dos cosas tenía el tío Justino, bueno tres: unas manos pequeñas, pero fuertes y recias esculpidas por la hoz, el astíl del azaón, y las orejas de las tozudas mulas; otra era la resolución o cabezonería que ponía en muchas cosas de la vida; y la tercera era el enorme corazón que guardaba en su pecho, el tío Justino era un hombre bueno.

La cosa se había puesto fea era necesario obrar con rapidez, en estas fechas la desigual lucha que mantenía el alumbrado público con la fria oscuridad, se veía ayudada por el tembloroso alumbrado que ofrecían los faros de los tractores que se afanaban en tirar de sus remolques cargados de cuadrillas de vendimiadores.

Un saludo a todos mis paisanos.

como siempre para quitarse el sombrero

Me retiraba a mis aposentos, pero he barruntado tu presencía, buenas noches paisano.

buenas noches kobete, con bonitas palabras me voy a recibir al hada de los sueños

eres unn crack¡¡¡¡ kobete¡¡¡ un crack¡¡¡

La vendimia ha llegado, los de Mora se echan al campo para cortar los racimos que las cepas parieron, y al calor del verano maduraron, su tiempo de sol y de luna ya ha pasado ahora toca ser mosto en el lagar, y vino después en la tinaja.

Pero antes tío Justino tiene que desperezar al viejo Hanomag, con una gruesa cadena entre sus manos, se echa a la calle en busca de socorro, que en cuarto de hora más en Mora no qeuda ni un alma.

Cómo los cohetes de la pólvora que al estallar se dispersan en destellos chispeantes , así es Mora en estas fechas, el tío Justino lo sabe y de ahí la premura, en cuestión de minutos el viejo Hanomag cómo si de un veterano fumador se tratara, parece que tose y el chorro de humo indica al tío Justino que el problema de momento está solucionado.

No tenía por costumbre salir sin su manta el tío Justino, sin vino y sin tabaco, de camino hacia Arabalez, con la cuadrilla en el remolque, algo más de dos leguas de camino habían hecho necesario en otro tiempo quedarse de quintería, pero esto con el Hanomag era otra de las cosas que por fortuna pasaba a la historia.

Un saludo a todos mis paisanos, en esta ocasión a los que están de vendimia.

Carecía aquel trasto de la comodidad de los actuales sillones Recaro, y los pasajeros de aquellos viajes, padecían la ausencía de las modernas suspensiones McPerson, haciendo que en cada bache del camino y había entonces muchos, pudieras sentir cómo te elevabas o dabas la vuelta al remolque cómo el torero que da la vuelta al ruedo tras una buena faena.

Sí el tío Justino había cedido en lo referente a lo del Hanomag, en lo que no estaba dispuesto a ceder era en lo tocante a las seras, o se vendimiaba en las seras o aquello no era vendimia, lo que más le convencía era lo fácil que el Hanomag tiraba del remolque cuando este tenía encima más de treinta seras, lo que más me sorprendía a mi era verle de seguir diciendo ¡sooo!, cuando quería que parara el dichoso chisme aquel.

Aquella madrugada había sido fria y el día amanecío nublado el airecito que se movia, no podía fallar y tarde o temprano arrancaría agua, cosa por otro lado muy normal en esta fechas, pero eso no era obstaculo para aquellas buenas gentes acostumbradas a bregar con todo tipo de incomodidades.

Mañana más. Un saludo a todos.

continualo kobete,

Mañana, siento mucho el despiste, es lo que tiene ponerse de chachara con los paisanos.

Un saludo a todos.

Lo haré en un privado exclusimanente para ti, sin que sirva de precedente por supuesto.

Luego, si quieres lo pones tú, ¿que te parece la idea?.

Un saludo para mi paisana ANA BOLENA.

Muchas gracias kobete, pero no se si debo el honor de publicar tan inmejorable texto. Aún asi si lo deseas kobete lo publicaré en el foro.

un saludo Amigo

Ana Bolena

ke bonito es el amor entre poetas

no digas tonterias chaval, dedicate a lo tuyo

Me siento alagada de poder insertar en este post, los textos de mi buen amigo Kobete que hoy me ha mandado en privado.

Muchas gracias amigo, y sigue escribiendo que es lo único bueno que podemos leer aquí. Suerte.

Aquel día la cuadrilla del tío Justino la componían, la tía Dionisia, Carmencita, por su abuela materna, que cumpliría los 14 dentro de un mes, Aniceto, hermano de Carmencita e hijos los dos de la tía Dionsia y del tío Justino, y yo osea kobete.

La mañana nos había dejado de cortar el primer viaje y el tío Justino, ya iba pitando a Mora, tenía que pasar por el taller a ver si le daban solución al problema del arranque, se hacía necesario instalarle al Hanomag una baetría nueva, pero en ese momento no disponían de ella, con no parar el viejo motor el problema estaba solucionado.

De vuelta en Arabalez, lo primero era comer que ya era hora, las seras del segundo viaje ya estaban preparadas, y después de comer cargar y de nuevo a Mora esta vez ya con la cuadrilla.

Y aqui la continuación. Gracias de nuevo y como decia hace tiempo creo recordar que decia dolola "Ole Kobete".

Lo que de madrugada se presentía, se hizo presente primero cómo un débil calabobos, pero se fue haciendo cada vez más fuerte y los "bobos" cada vez más calados, el tío Justino otra vez gruñía por lo bajito, pero esta vez no era por culpa de la ausencia de orejas, "venga, vamos" la cosa se ponía fea por momentos, hasta que en uno de esos tirones que daba el Hanomag para ponerse en movimiento, soltó un chorro de humo negro y el motor se silencio por primera vez desde la madrugada.

Ahora la cosa sí qué se ponía fea de verdad, diluviaba, Mora a dos leguas y pico andando, y lo más seco el paladar. La tía Dionisia rezaba a la virgen de La Antigua, sabía que el resultado del remojón sería fatal si no poniamos remedio, ella sólo entendía de rezar, fue Carmencita quien agarrandola por los brazos, tiraba de ella, mientra el tío Justino ponía rumbo a la quintería de Arabalez, cómo podiamos arropados con las mantas empapadas, llegamos a lo que en otro tiempo fue un lugar lleno de vida.

Muy agradable experiencia, un saludo de kobete para LA ANA BOLENA.

Mañana acabamos esta historia.

Un saludo a todos mis paisanos.

Aquel día para mi fue inolvidable, no porque el Hanomag se parara, o porque nos calaramos hasta los huesos, o porque tubieramos que pasar la noche en un lugar donde en otro tiempo se pasaron muchas.

La hizo inolvidable, el cabello negro de Carmencita, sus ojos negros intensos, cómo su mirada, la piel de su cara mojada, su tesón, su desenvoltura.

Carmencita me robó el corazón aquel día y aún hoy varias décadas después le mantiene cautivo, su cabello ya no es tan intensamente moreno, pero si sus ojos y su mirada, y yo cómo hace tantos años estoy del mismo modo enamorado de Carmencita.

Un saludo a todos mis paisanos.

Muy bien Kobete. ansiosa estoy por ver como termina lo que titulaste "Octubre"


Un saludo buen amigo