Versos - Esto es lo que hay Está el mundo tan cambiado que es para salirse de él, antes oro, ahora oropel de tanto como ha bajado. Nos están manipulando y por fuerza hay que llegar donde nos quieran llevar, porque de eso están tratando. Ya ni nos importa el lodo donde nos han sumergido y nadie lanza un quejido, pues se impuso el vale todo. Es tiempo de los corruptos, que tienen tal desenfado que cuando les has pillado te salen con exabruptos. ¿Adónde se fue el buen gusto? ¿Quién trajo la zafiedad? ¿Quién secuestró la verdad? Cuando lo pienso, me asusto. No queda ningún refugio al que poder escapar. Si lo hubiera, querría entrar usando algún subterfugio y allí tratar de vivir aunque poco tiempo fuera, haciendo lo que quisiera y lo mismo en el decir, que a este mundo en el que vivo tan cobarde y chapucero, no le entra lo verdadero, pues se muestra tan altivo que lo que no le interesa o lo esconde o lo combate, pero nunca lo debate abiertamente en la mesa. Todo está ya sentenciado y si alguien no lo admite, que no haga ningún envite, pues será crucificado. De este modo, todos miman con sumisión al poder, para el calor no perder del ascua a la que se arriman. El poder es el go..e.no de cualquier signo que sea, queriendo ser panacea y hurgando en el fuero interno de toda la sociedad, para plantar la semilla de que es una maravilla, faltando así a la verdad. No olvidemos a la iglesia, que de lo que dijo Cristo “no me acuerdo si te he visto”, confirmando así su amnesia, que el Redentor fue un modelo de modestia y humildad, aunque fuera Maj..tad nada menos que del Cielo. Y no sería de extrañar que del templo echaría afuera, como ya otra vez hiciera, a los que no quieren dar Sus Divinas Enseñanzas que el Maestro difundió y que hasta su vida dio, sin alimentar venganzas. El poder son los periódicos que escriben bien de los hechos en los que sacan provechos y los demás son paródicos, o enmascaran la noticia y la olvidan si es preciso, obviando su compromiso cuando no les es propicia. Ése es el poder mediático, que en su propio beneficio va sembrando un estropicio con carácter sistemático ¿Qué decimos de las teles? Todos los telediarios se ve que son tan gregarios como si fueran peleles, pues lo que en ellos se escucha, además de exagerado, se les nota de qué lado es su inclinación, que es mucha. ¿Y esa fea catadura que exhiben los contertulios para aumentar sus peculios haciendo telebasura?. Cada noche y cada tarde, alguien de manera cerda se pone a sacar la m..rda de una manera cobarde, incluso de cementerios y como bichos necrófagos, van vaciando los sarcófagos llenándolos de improperios. ¿Y el cine?; ahí es nada. Le llaman séptimo arte, viniendo a ser el baluarte de ilusión prefabricada. Ya mucho poder ostenta y da pena por lo zafio, incluso es un cenotafio por lo mucho que aparenta. Se ha apoderado de él lo burdo y lo malsonante y abandonó lo elegante olvidando su papel, pues se creó para ser un dechado de enseñanza y que sirviera de holganza, de alegría y de placer. Y además de violento, ahora nos ponen escenas de situaciones obscenas aunque no vengan a cuento. No digamos del lenguaje que oímos en la película, mejor copiar la matrícula y pararla en el peaje. Se ha introducido la mafia con su poder influyente y a ese grupo adolescente de naturaleza zafia y a algún otro aunque sea culto, los pone junto a las cuerdas convirtiéndolos en m..rdas de cadáver insepulto. Los señores de las togas tendrán que emplearse a fondo y acabar con el hediondo paraíso de las drogas. Pero no sabemos cuál será el que más alucine, la mafia, el gobierno, el cine la tele o el capital. No hay que olvidarse de éste, pues el capital salvaje aunque vista buen ropaje es malo como la peste. Nuestro dinero se lleva de una y de mil maneras cuando menos te lo esperas, de nuestra bolsa a su cueva y de la forma que va, a esta cueva la pondría un nombre que bien la iría: la cueva de Alí Babá. El preboste del gob..e.no considera lo primero meterle mano al banquero siendo al final subalterno del banquero, que no socio, pues éste va y lo maneja y del peligro se aleja por el bien de su negocio. Y si ya esto no es bastante, se mete de sopetón en lo de la corrupción, que ahora tiene mucho implante. Esto es lo que ahora tenemos y le da a uno pena ver, que hemos echado a correr del centro hacia los extremos. Mas nadie pide cordura y si la pide es igual; moriremos de este mal porque ya no tiene cura. Cristino Vidal Benavente. |