ANÉCDOTAS CARPEÑAS - MÁS PARAGUAS “Paraguas” fue un gran amigo y ojalá que esto leyera, para que se divirtiera alegremente conmigo. Un día que tenía Mariano que tocar en Pasapoga, que en Madrid está muy en boga, se lo llevó de la mano y allí entretanto él tocaba, Paraguas en una mesa mientras bebe se embelesa con las mozas que miraba. Alguien de la propia orquesta se da cuenta del detalle y dice que va a la calle para despejar la testa, pero al cachondeo fiel, le dice a una señorita que a ver si al señor invita y se porta bien con él. La muchacha le comprende dispuesta a seguir la broma, a la mesa se le asoma y a la conquista se emprende. Primero fueron dos copas y luego el brazo en la espalda, se sube un poco la falda y se le ven otras ropas. Mariano que se da cuenta mira a Paraguas y brama, quiere que corte y le llama cuando ve que se le sienta la chica en sus dos rodillas y a sus colegas fulmina; y Paraguas que no atina a decir cuatro cosillas, que estaba el hombre pensando, pues nunca se vio en el trance de tener casi a su alcance lo que estaba imaginando. Por fin cruzó la mirada de Paraguas con su yerno que le manda hasta el infierno por esta broma pesada. Y cuando todo pasó y estuvieron frente a frente, Paraguas, muy de repente, a Mariano le espetó: No me vengas tú con cuentos, ya que cada día te acuestas con mi hija, y no molestas por lo que ve a tomar vientos. Cristino Vidal Benavente. |