ANÉCDOTAS CARPEÑAS - LORETO Loreto estaba a la vera de una jaula con dos loros, un día que fue a los toros que corrían en Talavera. Había oído ponderar la habilidad de estos bichos, que a veces tienen caprichos y se ponen a cantar. Otras veces es hablar y lo hacen cuando les peta en conversación completa, haciéndolo sin parar. Con estos antecedentes que Loreto había escuchado, les dijo muy intrigado que fueran tan complacientes en hablar con él un poco, a ver si en lo cierto estaba aquél que se lo contaba, o más bien estaba loco. Los loros algo dijeron, pero luego se callaron y la cabeza bajaron y después lo repitieron. Loreto no lo entendía y los pidió hablar más claro, pues lo escuchaba muy raro por más esfuerzos que hacía. Los loros, con la insistencia, empezaron a gritar, haciéndolo sin parar con una enorme estridencia. El bueno del tío Loreto se asusta ante tanto ruido y como era muy cumplido les dijo con gran respeto: Les pido perdón a ustedes, pues yo no quise incordiar, se pueden poner a hablar cuando gusten sus mercedes. Cristino Vidal Benavente. |