El Carpio de Tajo - Toledo

La Iglesia, como institución antigua que es, tarda en asimilar los cambios que en la sociedad se producen. Para modificar una coma, un punto o un acento, se reúne en cónclave que puede durar muchos años y con fuertes y acaloradas discusiones sobre si quitar o mantener.
No hace mucho hemos asistido a una discusión visceral sobre el purgatorio. Prelados, filósofos, teólogos discutieron hasta la saciedad sobre si mantener el mito del purgatorio o hacerlo desaparecer del catecismo. Al final el purgatorio sigue existiendo en el catecismo católico, que no en los evangelios ni en los libros cristianos.
Sin embargo no en todos los lugares la Iglesia se ajusta a los preceptos establecidos. Por poner un ejemplo, en cuaresma no se puede comer carne los viernes, lo que le viene bien a los pescaderos y a los que nos entusiasma el potaje.
No se puede comer carne, salvo que pagues la Bula o que vivas en Carpio, donde nuestra iglesia ha autorizado a comer carne a sus feligreses el día de viernes santo, en atención a que era el día del padre.
Claro que esta iglesia es única, autorizó un baile en la plaza el mismo día que acababa de fallecer el Papa, y nos obsequió con un castillo de fuegos artificiales para celebrar no se qué, aprovechando que eran las fiestas religiosas de Quasimodo.
Deberían de tomar ejemplo los teólogos, filósofos, prelados y demás gerifaltes de como se hacen las cosas en Carpio en materia religiosa.


Pablito

Un paisano le estaba pegando un paliza un extranjero; una vecina que pasaba por allí le increpó al paisano.
-¿Pero que haces hombre, no ves que lo vas a matar? Dejalo ya, que no se puede defender.
-¿Porque le pegas, si se puede saber?
- Porqué es un judío.
-¿Y eso que tiene que ver?
- Es que los judíos mataron a nuestro señor Jesucristo.
- Si, pero eso fue hace mucho tiempo.
- Ya, pero yo me he enterado ayer.

Pablito