VERSOS - EL ARRIERO Bien recuerdo al arriero cuando hacía su camino en compaña del pollino para llegar el primero a ofrecer su mercancía exhibiéndola en la plaza y ponderando la traza de las cosas que traía. Se levantaba temprano y antes de que el sol saliera, ya estaba en la carretera caminando tan ufano y a veces por las veredas incluso en monte a través, que al derecho y al revés se desplazaba sin ruedas. Llevaba siempre la bota para aliviar el cansancio y el vino, aunque estaba rancio y echar una palabrota le servían de consuelo cuando el burro tropezaba y la carga que llevaba la esparcía por el suelo. En tabernas y ventorros a veces parada y fonda para echar alguna ronda refrescándose los morros. El dinero que ganaba no era raro lo gastase antes de que regresase a casa y se emborrachaba para celebrar la venta de los géneros vendidos, porque los tragos bebidos nunca bajaban de treinta. El burro, ya acostumbrado, paraba donde costumbre por mor de su mansedumbre, que estaba bien educado. Tal como arrieros vamos también a veces la gente y pienso por consiguiente, que en ese camino andamos. Siempre estuvieron de acuerdo el burro y el arriero y ahora dedicarles quiero este modesto recuerdo. Cristino Vidal Benavente. Mi blog: cristino-poesia.spaces.live.com
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