VERSOS - MÁXIMAS VII MAXIMAS VII Si me llevas por la senda de los que son como tú, o estoy haciendo el ñandú o en los ojos llevo venda. Cuando me juzguen, quisiera ser juzgado sin pasión, que escucharan mi versión y que neutral el juez fuera. No digas si miento o no, que mentir no suelo hacerlo y tú no puedes saberlo mientras no lo diga yo. Las penas al infractor aunque los hechos sean graves, muchas veces en suaves las convierte el juzgador. Contra soberbia humildad, contra avaricia largueza, diligencia a la pereza y a la envidia caridad. Queremos aconsejar y enseguida nos ponemos, pero luego no tenemos ningún consejo que dar. Qué tristeza el que no tiene una ilusión en su vida; de esta forma está perdida sin saber si va o si viene. Mejor ten un enemigo muy grande, pero lejano que uno pequeño y cercano que se muestre como amigo. No digas nunca jamás debido a una ofuscación, pues en más de una ocasión después te arrepentirás. La primera vez que penes por alguna felonía se convertirá en el día en que a la cordura vienes. Libre, palabra vacía que nos rellena la boca, pero libertad hay poca y habrá menos cada día. Hay que desterrar la envidia, abajo con el rencor, mitiguemos el dolor y enterremos la desidia. Malhadado mundo éste, que conduce a un mal destino por un penoso camino tan tortuoso y agreste. Ser optimista quisiera y así poder trasmitirlo, pero es más fácil decirlo que cumplirlo comoquiera. Quisiera yo hacer las leyes y que todos las cumpliesen, para procurar que fuesen todos los súbditos reyes. Nadie es mejor ni peor que otro y son sus acciones las que tienen sus razones y hacen villano o señor. No hay derecha, no hay izquierda ni tampoco existe el centro; todos barren para adentro dejando afuera la mierda. Cristino Vidal Benavente.
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