UN CHISTE, QUE ES DOMINGO Estaba un hombre sentado en la terraza de un bar y pasó un entierro, pero muy extraño; iba un féretro y detrás un señor con un perro atado con una cadena y detrás otro féretro, al que seguía un montón de hombres en fila india. No pudo resistir la curiosidad y se fue al hombre del perro y le preguntó el porqué de esa extraña comitiva y quiénes eran los que alojaban los féretros. El hombre del perro, le explicó que en el primer ataúd iba su esposa, al que el perro que llevaba la había matado tirándose a su cuello, terminando por degollarla, al ver que ambos esposos reñían acaloradamente y el perro, que le era muy fiel, se creyó en la obligación de defenderle de ese modo. ¿Y el otro ataúd?, preguntó de nuevo, a lo que respondió el viudo que era de su suegra, que salió en defensa de su hija y el perro hizo lo mismo que con ésta. El hombre se quedó pensando y luego dijo ¿me podía prestar el perro, aunque fuese un solo día? La contestación no se hizo esperar “póngase a la fila”. |