Versos - EL JUGUETE Y LOS LIBROS En mi pueblo un niño había que por único juguete un tambor viejo tenía, con el que tal ruido mete que a los vecinos cansaba y todos a una acordaron que como la lata daba, fueron y le preguntaron si el tambor podía tirar y en caso de que así fuera se lo podrían cambiar por aquello que quisiera. El niño dijo que bueno, con gusto lo cambiaría por un armario bien lleno de libros que ya leería y ya con el trato hecho y los libros en su casa, se siente muy satisfecho y así el tiempo se le pasa con tanto ahínco leyendo, que es lo que más le divierte y por eso va aprendiendo, porque ha tenido la suerte de haber podido cambiar un juego que molestaba por algo que le iba a dar la formación que esperaba, pues en los libros leyó que cuanto más se aprendía, como después comprobó, más arriba se subía. Nunca dejó de jugar, pero ya de otra manera y consiguió el alternar el libro y la disquetera. A cada uno le va, según la suerte que tenga, y aquí la sentencia está: “no hay mal que por bien no venga”. Cristino Vidal Benavente.
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