Cobisa - Toledo

En una semana donde estamos conociendo los multimillonarios planes de rescate del gobierno Obama, son ya muchas las voces que dudan de la eficacia del paquete de medidas que han puesto sobre la mesa los diferentes gobiernos a escala internacional. Y es que la clave de toda recuperación económica pasa por un ineludible factor psicológico sobre el que hay que actuar en cierto modo. Sí, desde luego habrá que limpiar el sistema de activos tóxicos, restaurar el sistema financiero y activar planes de rescate, pero estas medidas son claramente insuficientes y se quedan cortas porque siempre faltará el botón de "reset" para las economías: la confianza. Si no hay confianza, toda medida por muy espectacular que sea estará abocada al fracaso más absoluto porque la gente "no cree", "no confía". Si el consumidor no percibe una recuperación próxima seguirá guardando su dinero bajo el colchón y reducirá su gasto, si el empresario no atisba un horizonte alcista no invertirá su dinero y su patrimonio y por lo tanto no contratará trabajadores, y así nos movemos en un circulo vicioso cuya elemento principal, la falta de confianza, contamina a todo el sistema. Esto es evidente.

Planteo una hipótesis que muchos tildaréis de osada, y lo es. ¿Qué pasaría si mañana, en vez de bombardearnos medios de comunicación y organismos internacionales con previsiones catastrofistas y noticias repletas de paro y recesión, abriesen portadas y comparecencias públicas con la proclamación del fín de la crísis económica y el comienzo de una nueva senda de crecimiento? ¿Qué pasaría si el FMI o la UE aniquilasen mediáticamente la crísis pronunciando espectativas positivas para todas las economías? ¿Qué pasaría si se hurdiese un plan de comunicación a nivel mundial con los principales actores políticos y económicos, banca, grandes empresarios, sindicatos, periodistas, para que "todos a una" finiquitasen el ruido mediático de la crísis económica en favor de ofrecer perspectivas de una coyuntura venidera favorable? ¿No tendría esto un efecto positivo a todos los niveles? ¿No provocaría un punto de inflexión, un cambio de tendencia que retroalimentaría las expectativas positivas? Esto es psicología se llama "la autoprofecía cumplida".

Conozco a mucha gente a mi alrededor que mañana saldría a gastar porque puede) si el telediario hablase de recuperación económica a la vista, empresarios que moverían su dinero para generar trabajo, emprendedores que movilizarían sus ideas. Desde luego esta medida no debe ser única, vuelvo a insistir, hay que reformar y rescatar el sistema financiero y modificar el modelo de crecimiento de algunos países, entre ellos España. Serían necesarias las mismas medidas estructurales porque no podemos pretender seguir creciendo basándonos en la economía especulativa. Pero la transición sería mucho menos lesiva para el empleo y el crecimiento económico. Tendríamos más tiempo y más margen para actuar. Hay pegas éticas por supuesto: esta medida es un engaño. Pero, ¿no son el resto de medidas un engaño? ¿no está este mundo dirigido en la sombra por un puñado de personalidades que se sirven del engaño para generar beneficios para sus intereses? ¿No somos ya víctimas de grandes empresarios, lobbys financieros y entidades bancarias? ¿No nos han estafado y engañado a lo largo de nuestra historia?

Creo que este mundo se puede permitir otro engaño más, nunca una mentira podría estar tan justificada y ser tan beneficiosa. No sé cómo se podrían poner de acuerdo políticos, agentes sociales, y sobre todo, medios de comunicación, pero a lo largo de nuestra historia nos hemos demostrado ser capaces de cualquier cosa, para lo mejor y para lo peor. ¿Será viable, será posible? Hay tantos intereses encontrados que parece imposible. Pero habría que al menos estudiar una intervención internacional a gran escala con estos parámetros u otros que se consideren oportunos para infundir confianza en el sistema y en la economía mundial. Solo es una hipótesis, quizá poco plausible, pero es una idea al fin y al cabo. Que sirva o no es otra historia.

Buena suerte, por consiguiente.