VIGILAD VUESTROS INMUEBLES Carles Veiret está viviendo una situación rocambolesca desde hace un mes y medio ya que su piso situado en el número 72 de la calle Urgell de Barcelona esta ocupado por seis chilenos que dicen haber pagado un alquiler pactado verbalmente y están amueblándolo. Los ocupantes derribaron la puerta, cambiaron la cerradura y se instalaron a vivir, según relata este traductor de 41 años en las páginas de El Periódico. El juzgado número 7 de Barcelona se ha encargado del caso pero la víctima cree que puede tardar un año en poder volver a vivir en su propia casa. Recomendación El presidente de la Associació de Propietaris de Catalunya, Lluís Miquel Pahissa, recomienda a las personas que se encuentren en una situación como la de Carles que cambien la cerradura del piso y que eche a los ocupantes sin acudir al justicia ni a la policía. Pahissa se encontró en una situación similar hace unas semanas y "aprovechamos que no estaban, avisamos a un cerrajero, cambiamos la cerradura y con los paletas blindamos el interior del piso para que no pudieran volver a entrar", explicó Pahissa. Mala experiencia Veiret decidió irse a vivir a este piso que recibió de una herencia después de desalojar por impago a una inquilina que, además, dejó la vivienda hecha unos zorros. Durante unos días el piso estuvo vacío. Esta increíble historia empezó el 28 de noviembre pasado cuando Veiret fue a su piso a tomar medidas para instalar un sofá pero cuando llegó se dió cuenta de que la llave no entraba en la cerradura. A pesar de que escuchó voces en su interior y que gritó para que le abrieran, nadie lo hizo. Llamó a los Mossos El propietario no tardó en llamar a los Mossos d'Esquadra que se presentaron en el piso y cual fue su sorpresa cuando apareció uno de los ocupantes diciendo que "llevaba más de un mes y medio en la casa, que había pagado 900 euros a una señora y que no me conocía de nada", explica Veiret en el rotativo barcelonés. Los Mossos, ante la incredulidad de Veiret, le dijeron que "era mi palabra contra la del otro señor y me recomendaron que presentara una denuncia". El afectado ha presentado los papeles del piso a los Mossos y al juez, pero la policía autonómica le ha dicho que no pueden hacer nada hasta que no haya una orden judicial. La puerta abierta Carles Veiret tiene un amigo que le informa de todo lo que sucede en su piso mientras intenta recuperarlo. Lo intentó cuatro días después de que le negaran la entrada a su propio piso cuando los ocupantes se dejaron la puerta abierta. Acudió con su hermano y una cuñada y llamó a los Mossos y a un cerrajero para que cambiara la cerradura, tal y como le recomendaron desde la misma policía autonómica. El cerrajero desmontó la cerradura con la mala suerte de que no había acabado cuando llegaron los inquilinos que le acusaron de "querer robar en su casa". Los Mossos le hicieron salir del piso y dejaron que entraran los ocupantes. Las compañías del agua y el gas ya están avisadas de que pueden haber manipulado los contadores y Veiret dice que "no me extrañaría que me lo hicieran pagar a mí". 20minutos Los ocupantes del piso de Carles Veiret lo denuncian 20MINUTOS.ES. 19.01.2007 Dicen que estan siendo "acosados" por el propietario del piso. La policia tiene identificados a los ocupantes desde hace dos semanas. Ya hay expertos dedicados a desalojar a los okupas sin pasar por la justicia. La rocambolesca historia de Carles Veiret, el barcelonés al que cuatro chilenos no dejan entrar en su propia casa, está llegando a cota de surrealismo difíciles de entender. Veiret ha sido denunciado por los ocupantes de su piso en el número 72 del carrer Urgell de Barcelona por "acosarles", según Catalunya Ràdio, mientras continúa viviendo en casa de un amigo a la espera de que todo se solucione algo que puede tardar. Los ocupantes afirman que están pagando un alquiler de 900 euros al mes a una señora con la que llegaron a un acuerdo verbal pero no muestran ningún documento. El pasado 4 de enero la policía identificó a los inquilinos, dos hombres y dos mujeres, y les imputó un delito de ocupación ilegítima y otro de usurpación de luz y agua. El propietario dice sentirse "desemparado y solo" y recomienda que si a algún propietario le pasa lo mismo no avise a la policía y que actúe como lo hacen los ocupantes. Tomarse la justicia por su mano no es legal pero sí más efectivo que tener que esperar a una resolución judicial que puede dilatarse entre cuatro meses y un año. Hay especialistas el desalojos de okupas sin pasar por un juzgado, según publica hoy La Vanguardia. Se trata de expertos en desalojos que por entre 3.500 y 5.000 euros echan a los ocupantes de las viviendas en las que se han instalado utilizando el mismo modus operandi. Durante una semana los siguen y controlan sus horarios para saber cuando pueden ir al piso, vaciarlo y cambiar la cerradura. La sorpresa de los ocupantes es doble ya que cuando llegan se encuentran con todas sus pertenencias en la escalera y la cerradura cambiado con lo que ya no pueden entrar.
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