Cambrils - Tarragona

Hace algunos años, en mi país de residencia (casi seguro permanente), reunión informal de algunos machos, unos definitivamente “”muy machos””, nativos y extranjeros. La conversación deriva hacia los hijos y sus andanzas, en el no control, en la no sapiencia de esas andanzas, o en la creencia de si sapiencia de ellas.

Nativo: Mi hija ya anda por ahí pasándose y repasándose a cuanto muchacho se le atraviesa en su camino, sea del barrio sea de fuera de él (12 ó 14 añitos la criatura) y termina la frase el orgulloso padre, “ y es que ha salido zingona como su papá”

En nuestra cultura cuasi natural, desde tiempos casi inmemoriales, los padres y hermanos, equivocadamente o no, siempre han/hemos cuidado que las hembras de la casa no sean tan promiscuas, y por supuesto, no cabe ningún orgullo que anden tirando con Raimundo y todo el mundo, y de alguna forma siempre se ha visto el tema diferente que con los varones, errados? Tal vez, pero esa es la tónica.

Echando mano del símil de la probatura de mejillones, por ver con cual se queda, en la parte contraria, probando percebes por ver cuál de ellos se ajusta a ese mejillón, cierto, tenemos distintas varas de medición, podría ser diferente, se podría ser más coherente con las realidades de tiempos y culturas, pero algo dentro de esa neurona persiste en decir: Si, está bien, pero en casa ajena, no en la mía,

En esas nuestras estacas de medir, tan particulares, resulta que vemos con muy buenos ojos que nuestros vástagos anden en eso de la probatura de mejillones, pero no vemos con idénticos ojos que nuestras hijas anden en la probada una y otra vez de cuanto percebe se consigan en su sendero, con el derecho inalienable de ver también con cual o cuales percebes termina quedándose, los que más y mejor se ajusten al mejillón o lo hagan sonreír con la más satisfactoria de las sonrisas.

En el caso varonil, se quedará con el mejillón apropiado?, se quedará con el que más percebes haya tragado, degustado y disfrutado?, o simplemente como el percebito es ciego pero sensible, y las orejas también lo son, al recibir la cancioncilla apropiada, mientras se degusta la empanada, elije la más usada?

O…, ese mejillón último o el elegido, se quedará con ese único percebe para su uso y disfrute? O…, por el contrario se asociará y como al descuido con la percebería del barrio (para no perder el tiempo en trasporte) y continuar con las prácticas que tantos y tan buenos momentos degustó en su vida, porque “mejillón lleno, mejillón contento y satisfecho.

No, no es nada fácil, tratar de enseñarle los colores a un ciego, como tampoco que un ciego se convierta en lazarillo de alguienes que sí perciben los matices.

UNO MAS.

DE OTRA WEB


Han hecho casas colgadas con el plan de inversión local
Mirad lo que han hecho con el dinero del plan de inversión local en Almodóvar del Campo (Ciudad Real)

https://ww.youtube.com/watch?v=MHpJN_FhxBE