PUENTE VIEJO DE PIEDRA
Viejo puente de piedra,
tú guardas el secreto
de la paz sempiterna,
siempre sereno y quieto.
Alguna piedra herida
delata que eres viejo
y ante las aguas bravas
te quedas impertérrito.
Eres tan generoso
que el día en que naciste,
ya donaste tu ojo,
tu ojo, ya no es tuyo.
Son unas vacuas cuencas
por donde fluye el río.
Tú andas en sus riberas
uniendo sus orillas,
en tus caderas, el agua
se agita y zigzaguea
y en tu espalda de puente
fluye entre tus costillas
el río de las gentes.
De tus silencios,
cuanta sabiduría
encierran esas piedras
un poco carcomidas.
Tú vives el instante
como un momento eterno,
el tiempo no te aflige
porque no tienes tiempo.
Enséñame el secreto
de vivir el presente,
para sentirme quieto,
quieto calladamente.
Antonio
diusteño