EL SUEÑO DEL LABRADOR
El sueño del labrador
del mundo de sus penurias,
con sus manos y el arado
poniendo amor en la tierra.
Dejó el grano en el campo
y con su fatiga y sudor,
volviendo a tapar el surco
con humilde devoción.
Esperó días enteros
llenos de resignación,
mirando el cielo y la tierra
esperando lluvia y sol.
Fue colmando su esfuerzo
y bendecido por Dios,
y fue brotando en el campo
el sueño del labrador.
Granó muy bien la espiga
ya secada por el sol,
segándola con sus manos,
y cantando el trillador.
Con suave brisa, limpia
el trigo con tanto amor,
y en la era se amontona
el sueño del labrador.
La troje ya está muy llena
de grano germinador,
ahora ya está contento
el honrado labrador.
Juan A. Arroyo