OTOÑAL
Ayer al pie de unos árboles
me senté yo con mi lira.
¡Oh! que triste es ver el sol,
cuando al ocaso camina.
Cuando envuelto en una nube
anaranjada y rojiza,
va ocultando lentamente
sus rayos a nuestra vista,
y se va hundiendo en las ondas
en su última despedida ...
Pero aún es más triste, más,
ver como caen marchitas
las hojas una tras otra,
por el viento al ser movidas
y triste dejan las ramas
del árbol que les dio vida.
Y aún es más triste pensar
que del árbol, de mis días,
de mi prematuro otoño,
que al impulso de las brisas,
caerán las ilusiones
que forjó mi fantasía;
como de esos lánguidos rayos
que hacia el ocaso caminan,
como de esas hojas que veo
al suelo caer marchitas.
Isidoro de la Fuente
diusteño