EN LA ORILLA DEL RÍO
Estando en la orilla de un río
viendo el agua correr,
me dí cuenta que sin beberla
te puede calmar la sed.
Porque el agua cristalina
la que tú no ves correr,
siempre encuentra en su camino
a quien calmarle la sed.
El caminante que va
con pasos continuados,
solo piensa en llegar
con el gran sol del verano.
Él va buscando una sombra
para poder descansar,
pero el noble caminante
piensa en llegar a su hogar.
Después de un camino largo
la noche le va a llegar,
y se conforma pensando
que poco le queda ya.
Humillado por el tiempo
su cuerpo va entristecido,
aunque el camino haya sido
largo, con hambre y con frío.
Habla con su ronca voz
como el que sufre condena,
diciendo: "Yo soy caminante
y solo sufro mis penas".
Ve lejano su futuro
pensando en la vida bella,
viendo próximo el final
sin poder llegar a ella.
Calblanca
diusteño