cosas de verano Esta mañana he subido a la mola, una montaña casi tan alta como el peñón (950m.) que arriba tiene un restaurante donde antes había un monasterio. He subido con mi amigo manolo y los dos llevábamos bocadillo porque allá arriba es caro, pero el bocadillo y la manzana se lo han comido cuatro mulos y un borrico que han llegado allí a (literalmente) meter las narices donde estábamos (estos mulos y borrico son los que utilizan para provisionar el restaurante) nos ha hecho gracia y le hemos repartido la comida a pesar de que ellos estaban gordos y lustrosos. Nosotros solo gordos. Cuando llego a casa mi mujer no está, es miércoles y hay mercadillo, aprovecho para saquear la nevera y beber un vino que tenía oculto. Me pongo a ver la tele, la 6ª, y me quedo frito, al cabo de un buen rato me despierto y veo al señor Echenique tratando de justificar por qué había tenido un empleado sin asegurar, decía –me alegro que me hagan esta pregunta para poder….. –me cago en… grité, y la apagué, mi mujer viene y me dice (había llegado del mercadillo y me había dejado dormir sabiendo de memoria como había ido todo aun sin estar ella presente) -¿Qué te pasa? ¿Sueñas? – ¡qué más quisiera! Y ahora vendrá un podemita a justificarle, siempre que hay una sinvergonzonería, sea de donde sea, hay alguien dispuesto a justificarle ¡Estas cosas me quitan hasta las ganas de comer! –ya, ya –dice con socarronería mi mujer. Como me tiene calao la puñetera. En fin es verano no tengo un duro y no puedo ir a mi pueblo a tomar el fresco. Menos mal que aquí al lado tengo la mola, que aunque un poco alta, merece la pena subir. Que paséis ahí un buen verano |