falta de credibilidad politica Los gobiernos, al inundar el mundo financiero con billetes para salvar un sistema que se muere por falta de credibilidad, están consiguiendo el efecto contrario. Dicen que falta liquidez, pero el problema real es que falta solvencia y credibilidad en los que mandan. Por eso las bolsas caen y la economía no se reactiva, a pesar de la verdadera lluvia de dinero que está inundando los mercados y de las cataratas de promesas que realizan los políticos desde cumbres y foros cada vez más numerosos y cargados de grandeza y solemnidad. Desde que fue eliminado el patrón oro, la moneda es sólo una cuestión de confianza y vale lo que los políticos dicen que vale. Pero esos los políticos que tenían que sostener el sistema han perdido ya todo su crédito ante los ciudadanos y ni siquiera la banca y los mercados ya creen en ellos. La gran verdad que se esconde detrás de esta crisis, distinta de las anteriores porque no es cíclica sino Terminal, es que los políticos han acabado con su crédito y han demostrado hasta la saciedad que no son de fiar. Han acumulado todo el poder posible; han destruido la democracia y la han sustituido por oligocracias de partidos; han expulsado al ciudadano de los procesos de toma de decisiones; han convertido a los partidos políticos en monstruos insaciables de poder; Han tenido a su disposición todos los recursos imaginables, desde el monopolio de las armas y la violencia hasta impuestos que se recaudan sin rendir cuentas al ciudadano que los paga, sin mencionar a legiones de funcionarios, agentes, policías, intelectuales y profesionales al servicio del Estado, pero no han obtenido ni un sólo éxito que puedan presentar como logro ante la ciudadanía. Su balance es patético. Hasta que los que han traicionado a la democracia y a los ciudadanos, los protagonistas de la plaga del mal gobierno, asuman que el problema son ellos y que lo que debe reformarse no es sólo el sistema financiero, sino, especialmente, el pode político, si esto no ocurre la crisis será larga.
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