Estepa - Sevilla

Sólo a un tipo raro y peli-groso como yo pueden gustarle las mujeres y el vino, puede creer en la raíz cristiana de Occidente, puede ser fan de Siempre Así, y estar enamorado de la diversidad y riqueza de todas las regiones de España.

Me he levantado de un fa-cha inaguantable, gigantesco, inconmensurable. He salido de la caverna. Me he lavado en la poza de barro. No vean cómo deja eso el cutis. Me he ceñido el taparrabos y me he ajustado el arco y las flechas. Y he pintado en grandes letras, con ayuda de un hueso de cormorán, un gran lema en la roca de entrada a mi catacumba ideológica: el objetivo de las lenguas es entenderse. No se me ocurre exabrupto mayor. No se me ocurre algo capaz de dinamitar el sentido común de forma más devastadora. No se me ocurre lema más radical, más a la derecha de la derecha, y más machista.

Pero como mi fa-che-río no tiene arreglo, después, tras desordenar convenientemente la caverna, me he dirigido a la taberna más cercana y allí me he endosado un señor pincho de tortilla española. Y lo he pedido así: deme uno pincho de tortilla española. El camarero, ruborizado, ha dudado si llamar a las cámaras de La Sexta para que retrataran el momento, pero finalmente me ha puesto mi aperitivo ultraespañolista, acompañado de una caña que, en mi caso, lejos de ser una caña cercana al mundo del proletariado, es exquisitez burguesa, capricho de señorito que puede permitirse abandonar la ca-ver-na y tomarse un pincho a media mañana.

Mi extremismo no tiene fin. Mi ul-tra-dere-chez no conoce fronteras. Por eso, tras el pincho, he acudido al kiosko y he comprado La Ga-ce-ta y me he paseado así, para que se vea, como hacen desde treinta años los compradores de El País, por alguna razón sociológica que no alcanzo a entender. Se conocen casos de progres que compran El País a la hora del desayuno y dan diez vueltas diarias alrededor del barrio para que todo el mundo se entere de que han comprado El País y no ningún otro pan-fleto ul-tra.

Me preocupa a veces mi tendencia a la derecha. Debo rozar con los dedos el ta--li-ba-ni-smo religioso. Porque después de comprar La Gaceta me he colado en una céntrica iglesia a dejarle a la Virgen diez minutos de oraciones, por un asunto que me trae de cabeza, y no es España; en ese sentido debo ser re-acci-o-nario pero cojo, me falta un puntito de trogloditez para alcanzar el título de Cavernícola Mayor del Fa-che-río Español.

Colmo de colmos. Que me he encendido un cigarrillo en un bar, y sin pedir permiso. Y me he acercado a una librería a comprar libros sobre historia de España, que no se corresponden con la historia políticamente correcta de España, la oficializada a golpe de enseñanza progre, la intachable e indiscutible. Con ellos bajo el brazo he vuelto a la caverna, a lo mío, a teclear un poco mis cosas de fa-chas re-pug-nan-tes, y al doblar la tarde, oh cielos, me dejado enredar por un amigo más fas-cis-ta que Mussolini que va a los toros. Como lo oyen. A los toros. Disculpen que lo diga por la boca pequeña, pero temo represalias. Porque le dije que sí. Y fui a los toros. A la fiesta nacional.

Y a la hora del buen juicio, me senté a la mesa con otros cavernícolas como yo, y con ayuda de un gintonic desplumamos al ministro del Interior por el caso Bolinaga, demostrando que estamos a la derecha de la derecha, que somos el extremo más extremo. Sólo un fa-cha as_que_ro_so y re_pug_nan_te como yo puede estar con las víctimas del terro-rismo, lamentar la marcha de Esperanza Aguirre, desear que el Gobierno que baje de una vez los malditos impuestos, que nos deje respirar. Sólo a un tipo raro y peligroso como yo pueden gustarle las mujeres y el vino, puede creer en la raíz cristiana de Occidente, puede ser fan de Siempre Así, y estar enamorado de la diversidad y riqueza de todas las regiones de España.

Agotado de tan rea-cci-o-na-rias conversaciones, de semejantes chapuzones en la carcundia española, y de tanto contacto con el fa_che_río autóctono, regreso a mi caverna a continuar escribiendo mis cosas de fa-cha ul_tra_cató_lico y des_pre_cia_ble, enamorado de la vida, la familia, la libertad, y el buen humor. Definitivamente, soy un ca-br0n con pintas.

De Itxu Díaz.

Un saludo.

Espero que en el bar de la tortilla de papas pusiesen intereconomia

Borrado por Foro-ciudad.com

Me encanta todo lo que hizo este facha, es mas, hay días que yo hago lo mismo, y ademas me gusta como a el el vino y las mujeres, lo dicho ..calcadito.