Badolatosa - Sevilla

Mi muy queridísima María:
Ayer, me volviste a preguntar:" En verdad, ¿tú me quieres?"
Como no te voy a querer, mi amada, mi luz, mi vida.
Lo que yo siento por ti, es algo más que querer;
Lo que yo siento por ti, no es ni amor;
Lo que mi alma suspira, es una palabra nunca escrita, pues no puede existir una palabra para describir: la pasión, la ilusión, la emocion, de esperar el eco de tu voz, un deseo, una esperanza.
Hoy, he estado junto al río.
Hoy, junto al río he llorado. Pues, sus aguas me han dicho, que te han visto llorar, que cuando crees que nadie te ve, lloras desconsoladamente. Ellas me han enseñado tus lágrimas. Lágrimas llenas de dolor, lágrimas llenas de pena.
También, me dicen que, a veces, lloras,sólo a veces, por el miedo que sientes de que yo no te sea sincero.
Mi bella amada, como puedes pensar eso, como puedes pensar que yo no te amo, como puedes pensar que, mañana, quizás, me olvide de ti.
Mi dulce María, no sé ya que hacer para demostrarte que mi amor por ti,nada ni nadie, lo podrá destruir.
Porque tú, María, dulce nombre de María, eres mi amor, el único amor que deseo hasta el fin de mi vida,
No dudes más.
A tus pies, eternamente tuyo.

José Antonio

NOTA.- Os agradezco de corazón a vosotras, que le hagais llegar esta declaración de amor a una mujer, y vosotras, bien lo sabeis, que reboza ternura, compresión y cuyo corazón hoy, roto, mañana estoy seguro que estará lleno de esperanza.
¿Como podría yo ser tan ruin de no ser sincero, con la única mujer en mi vida que, realmente, me ha dado su corazón?

Mi muy amada María:
Ayer, después de muchas semanas, te volvi a ver. Caí a tus pies.
Dicen, los entendidos, que cuando se deja de ver a una persona de la que se está locamente enamorado, se tiende a idealizarla, es decir, a resaltar en la mente la belleza sobredimensionandola, así como, endiosando sus cualidades éticas y morales.
Yo, basándome en este principio, que me ha sido repetido por muchas personas, amigas mías, que saben de lo que hablan, temía que me hubiese ocurrido.
Craso error. Siempre con los miedos.
Cuando ayer te vi, estabas hablando con algunas otras mujeres y no te diste cuenta de que te estaba besando con la mirada. En mi mente, no existía idealización alguna. Mi mente se había quedado corta ante tu belleza.
A pesar de tu tristeza, qué pena, Dios mío, tu rostro rebozaba bondad, cuando te hablaban, tú, atenta y educada, como siempre, les mirabas con una benevolencia y humildad no usual.
Para mi, embelesado, ante la mujer de mi alma, el mundo desapareció. No es una frase bonita, literalmente, el mundo desapareció.
En un momento, levantaste tu rostro y nuestras miradas se entrecruzaron. Vi, como el gesto compungido y amargado de tu cara se cubría de luz, y en la clara mirada de tus ojos descubrí tu alma enamorada.
Los dos nos ruborizamos, como la primera vez, ¿recuerdas?, parece mentira , a nuestros años y ruborizándonos como dos adolescentes.
Pero, es también parte de la belleza de nuestro peculiar enamoramiento.
Balbuceamos, más que hablamos, unas palabras. Palabras sin importancia, pero palabras que, en el timbre de la voz llevaban impreso el más bello de los sentimientos: "TE AMO"
Luego,nos despedimos, estrechándonos las manos, como dos desconocidos, pero en este apretón de manos, descubrí el abrazo de amor que tú me dabas.
Ayer, ya confirme lo que sabía, eres la mujer de mi vida, y nada ni nadie logrará romper la unión de nuestras almas.
Pues, mi dulce María, tu cuerpo se fue pero, tu alma se ha quedado para siempre junto a mi.
Gracias, María, tú me has dado la vida que ya pensaba que jamás encontraría.
No dudes ni por un momento de mi amor.
Eternamente tuyo:
José Antonio