MAREA VERDE Después de la fiebre del ladrillo y los gobernantes “cementadores”, es tiempo de exigir una marea verde. No sé bajo que argumento nuestros gobernantes le han hecho la guerra a las zonas verdes, convirtiéndolas en zonas arcoíricas de cemento. Parece que no quisieran ver tierra o verde en el pueblo, y es que dicen que es más limpio y más barato una zona de cemento que la rosa de un jardín. En fin… Disponemos de muchas instalaciones, para hacer casi de todo, pero no por eso tenemos un pueblo saludable. Creo que ha llegado el momento en que a nuestros gobernantes no le valoremos por la cantidad de ladrillos que sean capaces de conseguir. Creo que tenemos que empezar a exigir otras series de actuaciones encaminadas a humanizar la ciudad. Creo que es tiempo de darle una oportunidad a los espacios público como lugares de encuentro entre los ciudadanos, cuidándolos y habilitándolo para tal fín. Creo que es tiempo para que el Ayuntamiento asuma el cuidado de sus plazas y jardines como una familia asume el cuidado de su hogar. Siento envidia sana cuando, en otros lugares, veo avenidas rebosantes de verdor. Siento verdadera envidia cuando, en otros pueblos, visito algún parque donde voletean los pájaros, suena el agua de las fuentes o una pareja se besa. Necesito de un banco, de tablones de madera, en un lugar umbroso donde poder leer, jugar con mis hijos o sentir la naturaleza. Necesito un parque. Necesito verde . Necesito vida. |