Alcolea del Río - Sevilla

El futuro, por lo que pudimos entender a Rajoy, son seis millones de parados que garantizan el pánico y la sumisión esenciales en cualquier dictadura, económica o no

En su última comparecencia, Rajoy se presentó ya como un presidente del Gobierno sin voluntad propia, externalizado hasta las cachas, por utilizar su jerga, o privatizado, por llamar a las cosas por su nombre. Se ha puesto a la venta y lo han comprado como en su día se puso a la venta Telefónica, sin otro objeto que el de enriquecer a los compañeros de pupitre de las clases altas y dar trabajo, cuando así lo requirieran las circunstancias judiciales, a individuos como Urdangarin. Rajoy obedece órdenes de un consejo de administración que, a la sombra del Consejo de Ministros, SL, ha decidido obtener el dinero grande de la gente pequeña: funcionarios, enfermos crónicos, pensionistas, párvulos de la enseñanza primaria y secundaria… IVA, IBI, gas, luz, agua, recogida de basuras, multas de tráfico, recetas médicas, tasas judiciales, leyes, decretos, disposiciones transitorias o permanentes, todo lo que a usted se le ocurra, en fin, tiene un destino oscuro, como de paraíso fiscal, y unas víctimas claras. Es el momento del lucro, proceda este del negocio de la justicia, de la industria de la educación, o de la explotación de la salud, por citar los casos que se suelen poner sobre la mesa. Significa que usted y yo, como el resto de los españoles de las clases medias y bajas, estamos privatizados también. Externalizados, según ellos. Nos han vendido al Ibex 35 o al Nasdaq, lo mismo da, o a los mercados de futuro. El futuro, por lo que pudimos entender a Rajoy, son seis millones de parados que garantizan el pánico y la sumisión esenciales en cualquier dictadura, económica o no. Cuando el proceso se perfeccione, el Ministerio de Trabajo, previo pago o copago de las tasas que imponga la ley, le señalará a usted quién es su dueño y cuántos azotes se merece por tener lo que tiene o por carecer de lo que carece. Feliz año.

Que pena amigo PUBLIO y sin nisiquiera poder hablar porque hay otros temas que tienen prioridad, por ser mas importantes.

Entre todos unidos como estamos llegaremos lejos...por lo menos al comedor social.

Un asaludo
Un alcoleano

Las deudas pendientes del PP con la televisión que conspiró contra Zapatero

Ariza, al borde de cerrar Intereconomía, suplica a Rajoy que “cumpla las cosas que le prometía” cuando estaba en la oposición

JOSÉ MARÍA GARRIDO | 05/01/2013

“Trabajamos en el trapecio, en el alambre del circo, y no podemos evitar que haya psicópatas allí abajo deseando ver cómo nos despanzurramos”. De esta forma tan contundente ha expresado Julio Ariza la maltrecha situación económica que afronta el grupo de comunicación ultraconservador Intereconomía.

Tras haber despedido a más de la mitad de sus trabajadores, con la audiencia de Intereconomía Televisión desplomada y habiendo fracasado de forma estrepitosa el proyecto de La Gaceta, Julio Ariza ha optado por reconocer los graves problemas económicos que asume a diario para poder mantener con vida su grupo de comunicación. De paso, el exdiputado autonómico del Partido Popular ha afeado a Mariano Rajoy que no ayude a la empresa de comunicación que tanto le ayudó para acceder al poder.

Triste panorama
“Es patente que los medios de comunicación –todos- pasamos por un momento de extraordinaria dificultad. Las ventas de periódicos en los kioscos se han desplomado. La publicidad ha sufrido caídas superiores al 50% acumulado en apenas cuatro años. El Gobierno ha destruido las bases de una competencia leal en TV consolidando el duopolio Antena3-Telecinco y el monopolio de Abertis. El modelo de negocio ha colapsado. Internet y las redes sociales, como el tren hizo con las diligencias en el lejano Oeste americano, han barrido todas las estrategias de rentabilidad y crecimiento del sector”, lamenta el empresario de la comunicación en un editorial que se puede leer en la página web de Intereconomía.

Exigencia a Rajoy
“Esta situación -reconoce Ariza-, ya ha expulsado al paro a miles de periodistas y a otros tantos miles de trabajadores de otras áreas en nuestras empresas, parece hacer las delicias de colegas y observadores de todo pelaje”. Por ello, y en aras de seguir defendiendo un “modo de entender la vida en sociedad”, Ariza exige a Rajoy que “cumpla las cosas que prometía en las frecuentes entrevistas en nuestra Casa”.

Deudas pendientes
Para ello, el presidente de Intereconomía recuerda que, durante el Gobierno de Zapatero, su grupo mediático “constituyó un núcleo de oposición y resistencia social y política que llegó a conseguir más de un 90% de notoriedad de marca en todo el territorio español”.

Acuerdos con mariscada de por medio
En abril de 2011, ELPLURAL.COM ya informó que Mariano Rajoy se comprometió a ayudar a Intereconomía tras ser invitado a una copiosa mariscada cuando todavía era líder de la oposición. Así lo relata el periodista Enrique de Diego en su libro Dando Caña. “En ese almuerzo con pulpo da feira y langostinos, Ariza dijo: `Como puedes ver, Mariano, el Grupo Intereconomía ha crecido. También, gracias a ti, el Partido Popular se ha fortalecido y gobierna en autonomías y ayuntamientos. Te pido que nos ayudes porque necesitamos frecuencias de radios y televisiones y pronto van a salir a concursos´. Entonces, Mariano aspiró hondo, expulsó el humo del Cohibas y lanzó el siguiente mensaje: `Por supuesto, Julio. Me alegro de lo que has conseguido con tu grupo. Y te voy a ayudar para que esos concursos lleguen a feliz término y podáis expandiros. A los dos nos conviene´.

Abandonados por Rajoy
El problema radica en que Rajoy parece haberse olvidado de aquellas promesas y como asume Ariza ya está en boca de todos que “el Gobierno deja tirada a Intereconomía”, “el Gobierno no ayuda a los de Intereconomía”, e “Intereconomía está abandonada por Rajoy y los suyos”.

Ruego al PP Tanto es así que el propio Ariza decidió el pasado 2 de enero intervenir en el programa de debate estrella de Intereconomía, El Gato al Agua, para suplicar una vez más al PP que dejen a su grupo mediático seguir siendo “testimonio, el espejo y la esperanza para millones de españoles”. Objetivo que, tal y como asumen los propios trabajadores de Ariza, resulta a día de hoy más que improbable.