Alcolea del Río - Sevilla

La semana que viene se cumplirá el primer aniversario de la llegada al Gobierno de Mariano Rajoy. Un año desde que a él, a la vicepresidenta y a otros doce hombres sin piedad les tocase el Gordo de la Lotería, premiado con despacho, chófer y cartera de cuero. En la pedrea también han salido beneficiados una lista interminable de familiares y amigos que han sido enchufados. Para el resto de la población, todos con el boleto equivocado, la recompensa sigue siendo miseria y paro.

“Gobernar es repartir dolor”, confiesa Gallardón. Y estos crupieres del daño no han dejado a un sector de la sociedad sin lastimar, excepto a los registradores y a los notarios. Allí donde posan sus decretos no vuelve a crecer la hierba. “Cuando gobierne bajará el paro”, nos prometió Rajoy, ataviado con un abrigo de Primark para camuflarse en la cola del INEM. Pero el desempleo sigue creciendo al mismo ritmo que ellos dinamitan el Estado del Bienestar, aunque eso sí, pasándoselo bomba.

Irlanda es un país que ha vivido hambrunas, inmigraciones masivas y pobreza endémica. Sin embargo, allí no recuerdan peor humillación nacional que la de tener que pedir un rescate para sus bancos. Y el partido que firmó aquella derrota se hundió como nunca en las elecciones siguientes. Aquí, después de pedir una ayuda similar, nuestro presidente del Gobierno se fue al debut de España en la Eurocopa, no sin antes quejarse de que no podría ver el partido de Rafa Nadal de ese día.

Medio año después, los 40.000 millones del rescate ya están aquí. El ministro de Economía y el presidente de Bankia, la entidad que se llevará la mitad de ese dinero, reciben el ingreso a carcajada limpia, con bromas y chirigotas sobre cómo lo repartirán. La consecuencia directa son 5.000 despidos en el banco nacionalizado, 5.000 familias a las que el Estado, dueño de Bankia, negará el pan, mientras que a los que se queden les bajarán el sueldo un 40%.

Esa es la letra pequeña, porque la grande, aunque no la hemos visto ni discutido en nuestro Parlamento, está escrita en el memorándum de entendimiento, el famoso pliego de condiciones que conlleva el rescate. El documento de Bruselas que provoca que el Gobierno “no haya podido” revalorizar las pensiones y otros males más que vendrán. Pero que no privarán a De Guindos de echarse unas risas.

Otros, en lugar de echar mano del humor, se dan a la comida, como la ministra Báñez. El pasado 6 de diciembre se celebró en Europa una cumbre de ministros de Trabajo para estudiar planes que ayudasen a los países con más paro, algo en lo que somos campeones. Incluso Alemania, país adonde huyen en masa nuestros licenciados, quiso entrevistarse en una ocasión así con nuestra ministra de Empleo. Pero nadie pudo encontrarla.

Báñez prefirió quedarse en Madrid para no perderse el cocktail del Día de la Constitución. Los cinco millones de parados pueden esperar, pero el jamón de Huelva, y ella lo sabe bien, hay que comerlo recién cortado. Para la próxima ocasión, como decía un tuitero, habrá que poner “un rastro de canapés de Madrid a Bruselas” para que la ministra vaya a las reuniones.

Despidos en Iberia, en Telemadrid, en Paradores, en Bankia… A la calle también los interinos de la Sanidad y de la Educación. Lejos de velar por el derecho al trabajo, el Estado se convierte en una fábrica de parados. Igual no son conscientes de ello, como cuando el paro subió en noviembre y desde Empleo restaron importancia al dato, porque la mitad eran cuidadores de dependientes. Los pobres no valen ni para ser parados.

O a lo mejor es, simplemente, que todos los demás estamos locos y tienen razón en el Gobierno de Cospedal: “Cuando nosotros despedimos a alguien o estamos en trámites de hacerlo, creemos que estamos haciendo un bien común a la comunidad”. Será eso, que también hemos tenido trabajo por encima de nuestras posibilidades.

Borrado por Foro-ciudad.com

Sera que rajoy se a vuelto de izquierdas porque el a subido todos los impuestos, pero también bajo nuestros ingresos, va a hacer como Stalin igualarnos a todos por abajo en la pobreza