Alcolea del Río - Sevilla

Mariano Rajoy prefiere leer el diario Marca. Sabemos también, según publicamos en ELPLURAL.COM, que sobre todo es un bon vivant. El otro día, sin embargo, lanzó un discurso de carácter arrasador, bélico, casi apocalíptico. Cargó con rabia contra Alfredo Pérez Rubalcaba y contra la herencia recibida del Gobierno Zapatero.

“¿Por qué no te callas, Alfredo?”
En su ira vallisoletana trató de emular al Rey. Ocurrió cuando el presidente del Ejecutivo le dijo a gritos al secretario general del PSOE: “¿Por qué no te callas?”. Fueron, como se recordará, las mismas palabras que utilizó el monarca para acallar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el día del 11 de 2007. Falleció Chávez en marzo del pasado año.

La causa de ese calvario
Crecido pues, Rajoy añadió: “Tú [Rubalcaba] eres parte destacada en la causa de ese calvario. O te callas o reconoce el mérito de la gente”. Volvió por consiguiente el jefe del Gobierno a su obsesión de culpar falsamente a los socialistas de la crisis mundial. Esa mentira fue reiterada hasta la saciedad, de modo que amplios sectores de la ciudadanía la hicieron suya.

Los malos y los buenos
Los malos de la película fueron a partir de entonces Rodríguez Zapatero y Rubalcaba. Los buenos eran en cambio los dirigentes máximos del PP, acaudillados por don Mariano. Éste escribió en su libro titulado En Confianza, una serie de embustes. Por ejemplo: “Hay que garantizar la estabilidad del sector financiero y corregir los desequilibrios macroeconómicos”.

¿Quiénes pagan los desmanes de Cajamadrid?
El sector financiero, por cierto, fue destrozado por el PP en Cajamadrid con un sinvergüenza como Miguel Blesa en el timón, amigo íntimo de Aznar. Después pasó lo que pasó en guerras internas populares con Rodrigo Rato en caída libre. ¿Quiénes han tenido que pagar los desmanes de Cajamadrid? Los ciudadanos.

Un tramposo compulsivo
Señaló Rajoy: “Necesitamos crear oportunidades de empleo, reincorporar a los desempleados al mercado de trabajo (…)” Pero nada de esto se ha llevado a cabo a lo largo de sus dos años largos de mandato. Usted, Sr. Rajoy, tiende a ser un tramposo compulsivo. He aquí sus promesas. “La prioridad esencial será el crecimiento económico y la creación de empleo”.

Todo lo demás…
“Todo lo demás quedará subordinado a estos objetivos”. Y proclamó por escrito: “No estoy dispuesto a aceptar que haya cinco millones de españoles en paro”. No se preocupe. Ya no son cinco millones. ¡Son seis. Y suma y sigue…!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM