Porqué vamos al Centro Social del CSI En agosto fresquito, en invierno calorcito, buen olor, buen trato, ambiente distendido, conversación insustancial respetuosa. A un lado una mesa, otra al otro, los cuadros donados por el suelo. Como olas o bandas de pájaros los niños aletean a por chuches, o para buscar a sus abuelos. Entreabierta la puerta asoma una cabeza, que curiosea, olfatea, ronda la mirada a las cuatro esquinas. ¡Pase usted!, le dice Rosi Aparece un hombro, después un hombre menudo de semblante limpio, tallista de madera del terruño, abuelo de aires asiáticos, belleza y alegría sin par, niña querida es su latido, todos sus acemudes en una miniatura con sonrisa Aupado en enigmática sonrisa de despedida me contó que no volvería, ¡Ya verá que sí Don Ilirio! Me temo que tengo la obligación de creerle… Don Ilirio Gómez Molinero. Pajares de Adaja (Ávila.) Hablamos de cuadros, de tallas, de reproducciones de aperos, hablamos como volando sin sentir el peso del cuerpo. Cuánto puede ser sentido y conocido un desconocido, qué extraño sentimiento de lejanía y cercanía. Quiere pintar y poner marco a algo que ha hecho muy querido. Quiere enmarcar una vida y no rendirse. ¡Cuidádnoslo! |